José Rubinstein
“Vamos a hacer un compromiso hoy y lo hacemos fuerte. Si Movimiento Ciudadano no saca más votos que los partidos tradicionales, me retiro de la política”: Dante Delgado.
Consideremos un fortuito escenario electoral: Movimiento Ciudadano obtiene 30% de votos, los partidos tradicionales 28% y Morena 42%. Efectivamente Dante se mantendría en la política, su partido se impondría a los otros tradicionales, y el ganador de la elección sería Morena. El modo de competir con posibilidades en 2024 es presentando un único candidato opositor, la bronca de MOCI con el PRIAN, con o sin razón, no supera el objetivo de ganar la Presidencia. La presencia o ausencia de Dante en la política es intrascendente.
La obstinación del jefazo de MOCI podría ser determinante en el futuro de México, contrariedad expresada por el gobernador de Jalisco —bastión de MOCI—, Enrique Alfaro, sosteniendo que esa entidad no acatará las órdenes de un dirigente partidista fuera de control. Prometió Alfaro nunca más volver a ser presa de un burócrata de partido. “Dante no merece acabar haciendo esos papeles”. Bien podría MOCI respaldar a Xóchitl Gálvez como candidata propia, sin alianza.
Por lado del Frente Amplio, Alejandro Moreno anticipó que las encuestas no favorecen a Beatriz Paredes, retirando luego su candidatura a representar al Frente en las elecciones presidenciales, extendiendo el apoyo del PRI a Xóchitl. Será la primera ocasión que el tricolor compita sin candidato propio y postulando a una mujer en una elección presidencial. Xóchitl superó a Beatriz Paredes por 15 puntos porcentuales en dos encuestas, una telefónica y otra domiciliaria.
El anticipar resultados rompiendo reglas y tiempos establecidos, propició la crítica opositora, la más mordaz, proveniente del Presidente de TODOS los mexicanos, supuestamente ajeno al proceso electoral: “Gané la apuesta —refiriéndose a su predicción de que la elegida sería Xóchitl—. Ni modo Beatriz, nos ganaron… es el gerente Claudio, nunca se había visto esto en la historia, así tan descarado, porque ni siquiera terminaron su proceso, sino fue pura declinación.
Se los dije, hay votos que cuentan y votos que valen… por fortuna el pueblo es el que va a decidir”. Hubiera estado bien que el Presidente se refiriera al descontento y quejas de Marcelo Ebrard y su equipo “por el gran desorden” con que arrancó el levantamiento de la encuesta definitoria del candidato presidencial de Morena, en un ambiente de denuncias, desconfianza, irregularidades, desorden, falta de boletas, de urnas, de representantes, de coordinadores, de violaciones a la veda electoral, originando que la dirigencia nacional ampliara la aplicación de la encuesta hasta el 4 de septiembre y habilitar a mayor vigilancia.
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