POR: REVISTA PROCESO | MARZO 2025 | CLAUDIA V. ARRIAGA DURÁN
Después del fracasado traslado de reos federales desde el penal estatal de Kobén, en marzo de 2024, y tras las marchas de policías reclamando mejores condiciones de trabajo y trato digno, la gobernadora de Campeche asegura que esas protestas tienen un motivo político en su contra, y acosa a los policías denunciándolos penalmente de delitos contra la seguridad, motín y sabotaje, además siguen los despidos injustificados. En tanto, especialistas en seguridad advierten del avance del narco en el sureste del país.
CAMPECHE, Camp.– Secuelas físicas y psicológicas por abusos sexuales; despidos y persecución judicial por parte del gobierno de Layda Sansores: con estas consecuencias viven policías estatales a casi un año del fallido operativo en el Centro de Reinserción Social de Kobén, que desveló el avance del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en el control criminal del penal, como parte de su expansión por el sureste mexicano.
El mapa de Cárteles Regionales, que fue publicado en el documento de Estrategia de Seguridad de los Primeros 100 Días por el gobierno federal, evidencia una disputa por la Península de Yucatán, puesto que señala al cártel de Sinaloa como el que tiene mayor presencia en la región, pero también marca el avance del CJNG en Campeche,
Lo ocurrido en Kobén “era un asunto entre cárteles de la droga que querian demostrar su poder”, expuso Manuel, un exoficial cuya verdadera identidad es reservada por seguridad, como otros testimonios de mujeres y hombres policías que hablaron con Proceso sobre lo que presenciaron y lo que les tocó vivir en la cárcel.
El 15 de marzo de 2024 los elementos de fuerzas estatales, hombres y mujeres, fueron enviados a dicha incursión. Les aseguraron que sería para realizar un cateo, pero al llegar a la cárcel descubrieron que el operativo tenía como propósito el traslado de ocho internos o personas privadas de su libertad (PPL) a un penal federal, lo que desató el infierno en el Cereso de Kobén.
“Nos gritaron que mujer que se quede sería mujer que violarían. Ahora me pongo en el lugar de las mujeres que violan, es un terror horrible ser tocada por una persona sin tu consentimiento”, relata a Proceso Laura, una de las mujeres policía de las fuerzas estatales.
Esa noche Laura ingreso con más de 500 mujeres y hombres policías al Cereso de Kobén. De acuerdo con la narración de los uniformados, toda la corporación de Campeche fue llamada a este servicio; es decir, dejaron sin vigilancia a la ciudadanía.
Pero desde que pusieron el primer pie en el lugar se dieron cuenta de que los internos ya se encontraban amotinados. Estaban fuera de sus celdas, armados con piedras, palos, armas hechizas y hasta bombas molotov.
Esa noche hallaron todas las celdas abiertas; en algunas había colchonetas atadas a los barrotes. También constataron que no había un solo custodio en el recorrido en el que, como usualmente se hace en estos operativos, debían guiarlos.
Los policías dicen que hasta hoy ignoran en dónde se encontraba el personal del Cereso. Hay quienes afirman que se salieron porque sabían lo que ocurriría.
Fuentes de seguridad consultadas por Proceso reiteraron que es un secreto a voces que dentro del penal de Kobén hay venta de estupefacientes y prostitución y que los negocios son operados por un grupo de internos, vinculados a grupos criminales como Pura Gente Nueva y células del Cártel de Sinaloa.
Lo sucedido en el Cereso de Kobén y las protestas de policías después de esto son síntoma de la crisis de seguridad que atraviesa Campeche bajo la gestión de la gobernadora Layda Sansores, considera Javier Oliva Posada, doctor en Ciencia Política y especialista en Seguridad Nacional.
“Hubo una manifestación de policías que son infrecuentes en México; estos problemas al interior de las instituciones policiacas desde luego que benefician la actividad criminal”, dice en entrevista.
Los elementos de la corporación de seguridad no sólo reclamaron mejores condiciones laborales, también denunciaron los malos tratos de los que eran víctimas.
SEÑALAMIENTOS EN CONTRA:
Responsabilizaron del operativo y la represión posterior en su contra a una larga lista de funcionarios: la titular de la Secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana, Marcela Muñoz Martínez; el subsecretario de Protección y Seguridad Ciudadana Alejandro Yosafat García Villalpando; el director de la policía estatal, Antonio Saradan Solís Santiago (quien estuvo al frente del operativo); el director general de Asuntos Internos, Víctor Hugo Sánchez Ortiz; el director de Tránsito y Vialidad, Rafael Miranda Ortiz, y el subsecretario de Participación Ciudadana y Atención a Víctimas, Víctor de Jesús Contreras Ramírez.
Layda Sansores únicamente separó a dos funcionarios públicos de su cargo: a Antonio Solís y a la subsecretaria del Sistema Penitenciario de Prevención y Reinserción Social, Natasha Bidault.
La Comisión de Derechos Humanos del estado (Codhecam) informó que de 2018 a 2024 recibió 154 quejas por violaciones a los derechos en el interior del Cereso de Kobén, mientras que sólo se interpusieron cuatro relacionadas con el otro Cereso del estado, ubicado en Ciudad del Carmen.
Ambos alcanzaron una calificación de 6.13 en el último Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria que realizó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en el país.
Una exfuncionaria de Derechos Humanos de Campeche consultada por Proceso explicó que antes se habían registrado hechos de ingobernabilidad en Kobén. “Entre 2010 y 2014 estaba claro que dejaban salir a la gente del Kobén y del penal de Ciudad del Carmen. El personal recibía miles de pesos por estos favores, pero nadie hacía nada”, apuntó.
“PENSAMOS QUE IRÍAMOS POR CADÁVERES”
En el operativo fallido, puesto que no lograron efectuar el traslado, Laura fue víctima de abuso sexual. La tocaron sin su consentimiento. “Imaginé las peores cosas. A todas nos
tocaron sin consentimiento. “Imaginé las peores cosas. A todas nos tocaron, empujaron, golpearon y jalonearon”, enfatizó.
Álvaro otros de los ahora expolicias que se sumó al operativo mencionó que hasta que ya se encontraban en el Cereso, a las cinco de la mañana del 16 de marzo, elementos de la Guardia Nacional, la Semar y el Ejército les informaron que estaba programado un operativo a las seis “para el traslado y extracción de unas personas privadas de su libertad (PPL)”.
Los policías fueron formados en brigadas. La de él fue la número 16, en la que agruparon a choferes de unidades policiacas.
Como muchos de sus compañeros, ingresó esa noche sin equipo de seguridad. Logró salir como pudo y lesionado por los reos. Volvió a ingresar porque en la radio se escuchaban los gritos de auxilio de mujeres y hombres policías. Sintió que debía ayudarlos.
“La segunda vez que entramos al penal pensamos que recogeríamos cuerpos. Por iniciativa propia nos formamos y contamos, algunos ya habían sido enviados para revisión médica, pero faltaban mujeres policías. Yo logré sacar a dos”, detalló.
En ese momento le consultó al subsecretario de Protección y Seguridad Ciudadana, Alejandro García Villalpando, qué harían para rescatar a quienes se habían quedado atrapados; el funcionario le respondió que tenían que esperar. “Pero no había tiempo y nos armamos de valor y entramos”, relató.
Al ingresar al penal encontró a una de sus compañeras policías con el uniforme roto y orinada del miedo. La mujer ya estaba acorralada por dos reos. Junto con otro agente logró asegurarla.
Describió la escena como dantesca. “Empezaron a gritar que las que se quedaron las iban a violar, que las iba a llevar la chingada. A unas mujeres policías les bajaron los pantalones, algunas se orinaron del miedo. Salimos y nos volvimos a contar”, relató.
Proceso pudo conocer que esa noche entre los internos que serían trasladados estaba Samuel Cortés Gutiérrez, quien fue hallado culpable del homicidio del excontralor de la alcaldía de Campeche, Sergio Novelo.
Samuel se encontraba en Kobén desde agosto de 2020. Tras su arresto, confesó que asesinó con un arma blanca al exfuncionario, quien trabajó durante la administración de la alcaldía de Eliseo Fernández. Señaló que fue contratado por Eligio Carrasco, un excandidato de Movimiento Ciudadanos a la gubernatura de Yucatán
Junto con él siete internos serían trasladados, pero de éstos no existen registros de quiénes y por qué motivos. Los testimonios de los uniformados coincidieron en que todos forman parte de grupos del crimen organizado, pero desconocen de qué cárteles.
PROTESTA POLICIAL:
El motín, que dejó a un contingente de agentes lesionados, golpeados y a mujeres víctimas de abuso sexual, fue el detonante de una protesta y paro de labores
La manifestación se inició el 16 de marzo del año pasado, cuando tomaron las instalaciones de la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana (SPSC), aunque la corporación continuó patrullando y vigilando las calles del Estado.
Esta vez, a diferencia de lo ocurrido en otras protestas, los agentes tuvieron el apoyo de la ciudadanía. En al menos tres ocasiones salieron a las calles a marchar para exigir la destitución de la titular de seguridad, Marcela Muñoz. En abril organizaron una megamarcha en la que más de 10 mil personas los acompañaron para respaldarlos.
Para ese entonces un policía en promedio percibía cinco mil 800 pesos quincenales más un bono de 750 pesos. Está el caso de Álvaro, quien trabajo como oficial 18 años y fue despedido. A él se le suman al menos 280 elementos que conforman el movimiento de policías que siguen protestando para recibir liquidaciones justas.
A la par, hay 75 elementos que continúan en funciones, gracias a que tramitaron amparos para protegerse. Los procesos judiciales siguen abiertos y aún no hay sentencias en ninguno de los casos en que son imputados.
Aun así, nada les garantiza que seguirán o que podrán volver a la policía. Apenas el 14 de febrero último, seis de los agentes que trabajaban protegidos por un amparo fueron cesados sin explicación alguna.
De los que salieron, un grupo de 85 se integraron a Protección Civil del municipio de Campeche, que preside Biby Rabelo, de Movimiento Ciudadanos. Por esto, la gobernadora Layda Sansores ha dicho que la corporación “le hizo el trabajo sucio a MC” y sostiene que la protesta de los policías tuvo un motivo político, como lo aseguró en una transmisión en vivo en julio de 2024.
La gobernadora Layda Sansores también los dejó sin combustible para operar las patrullas e incluso denunció penalmente a “aquellos que resulten responsables”, acusándolos de delitos contra seguridad, robo de información y acceso ilegal a las instalaciones de la SCSP.
El comandante José Grajales, quien fue uno de los voceros de la corporación durante los días de protesta, tiene una orden de arresto en su contra por los delitos de motín y sabotaje. Él dio la cara por sus compañeros.
El comandante no puede dar entrevistas y solo dijo a Proceso que el impacto emocional y psicológico es lo que más trastocó su vida. Hoy no una venganza política para enseñar a los demás policías las consecuencias de protestar. Teme por su vida si lo llegan a aprehender y enviarlo al penal de Kobén. Su defensa tramitó un amparo para protegerlo.
“Firmes y dignos hasta el final”, declaro Abraham Martínez, otro expolicia que estaba asignado a Ciudad del Carmen, Campeche.
“Ya se los cargo la verga pinches polis putos” son las palabras que resuenan en su cabeza, mismas que escuchó el día del motín. A eso se le suma el rostro de los internos esa noche, por ejemplo, uno de los momentos que no olvida es cuando vio a una de sus compañeras policías en shock, al ser atacada por uno de los internos.
El paro de los policías duró 104 días y finalizó el 27 de junio de 2024. En un comunicado explicó que, tras la suspensión de los salarios, se vieron obligados a dejar de protestar. La gran mayoría de los elementos regresó a sus puestos de trabajo y los demás siguieron en el movimiento.
“La jalamos entre dos compañeros con un escudo que traíamos, y aun así nos la quisieron quitar; corrían detrás de nosotros y la jalaban de los pies”
Los agentes entrevistados coinciden en que todo el tiempo en que se desató el ataque dentro del Cereso sonaba una campana. Desconocen de dónde provenía, pero
Frenar la protesta y abandonar la sede de la SCSP no fue suficiente para detener la persecución del gobierno morenista de Layda Sansores.
Aunque pararon de manifestarse, el gobierno estatal, mediante un video en redes sociales que dirigió a la ciudadanía, los acusó de protestar con fines políticos para perjudicar la administración de la morenista Layda Sansores.
Fue entonces cuando el gobierno de Sansores anunció que los policías que protestaban serían investigados por robo calificado y simple, de dañar las patrullas y motocicletas, así como de entregar información sensible a opositores políticos y de cometer actos vandálicos escudados con una manifestación. Y lo cumplió.
Menos de un mes después del motín en el Cereso de Kobén, el 12 de abril, apareció una narcomanta en la que el CJNG amenazó a la secretaria de Seguridad Pública de Campeche, Marcela Muñoz. La acusaron de presuntamente incumplir acuerdos con este grupo del crimen organizado.
Para este reportaje Proceso buscó entrevistar a la titular de Seguridad Pública, incluso en sus oficinas de la corporación, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

Más historias
MORENA NO PERMITIRÁ CANDIDATURAS DE FAMILIARES EN 2027; “QUE BUSQUEN OTRO PARTIDO” DICE SHEINBAUM
CAE POSTE DE ALUMBRADO PÚBLICO DURANTE DESFILE DEL CARNAVAL
ROBAN EN CONSULTORIOS DE SANTA MÓNICA; ¿DIRÁ LAYDA QUE TAMBIÉN ES “INVENTO”?