Mariano Espinosa Rafful
No siempre hay anuncios que muevan a la estabilidad cuando la situación de las cosas hasta cierto punto es trivial. De poco ha servido el apoyo irrestricto del ámbito estatal y federal con la autoridad municipal, pues seguimos en las mismas. Los recursos económicos en el reparto del presupuesto público han venido a menos por las cotidianas restricciones, como el vaivén de los precios del petróleo, que porque nuestra economía sigue basada en esos ingresos mayoritarios.
Además que se da prioridad a los programas sociales, incluidos ahora en el rango constitucional, pues son obligatorios por parte del Gobierno Federal, y deben entregarse en tiempo y forma. Complicada esta agenda social que respalda a los que menos tienen oportunidades de salir adelante. En esta nueva estrategia política, se dan becas pero se cancelan obras e infraestructura, lo que permite sobrevivir hoy, sin pensar en el futuro.
Ciudad del Carmen padece esa baraja de desaciertos e incertidumbres, porque sus políticos negocian a conveniencia personal, no del terruño carmelo. Son parte de una rara naturaleza, los más son fuereños, aunque el término no les guste. Ellas y ellos se asumen carmelos, carmelitas, isleños, y no lo son, y hasta contraen nupcias con nativas de la Isla para escalar posiciones, no siempre con éxito; conocemos casos que caen en lo ridículo, y que todavía siguen dando tumbos porque no lograron ni alzar las alas.
Justifican su existencia con una popularidad basada en mediciones de casas encuestadoras quizá hasta inexistentes que, recordemos, deberían estar registradas ante la autoridad electoral y emitir una serie de datos de cómo llevan a cabo sus ejercicios democráticos. Ahora que vamos camino al proceso electoral de junio de 2024, debemos ser más cautos y exigentes con las ofertas políticas.
Revisar la propuesta de cada una haciendo a un lado las afinidades o diferencias con los distintos grupos —pequeños, por cierto—, reducidos hoy al interior de los diferentes partidos políticos porque han perdido credibilidad por los incumplimientos y el exceso de corrupción de los gobiernos de los tres niveles y de todos los colores.
Nadie debe escapar de la crítica, es necesaria para desarrollar un mejor punto de vista, con madurez y entendimiento, apegado a la preocupante realidad que vivimos: sumidos en una violencia que escala, con una clara disminución en el poder adquisitivo de los productos básicos para vivir.
La municipalidad es la parte más importante de nuestro eslabón político, y como los votos y los potenciales votantes surgen de abajo hacia arriba, debemos buscar una buena garantía de gobernabilidad, sin los fantasmas que operan casi siempre en contra, a pesar de que pertenezcan —entre comillas y por escrito— al mismo Movimiento de Regeneración Nacional, que ha defraudado las expectativas que levantó.
Es innegable que el Municipio de Carmen poco ha logrado avanzar, en parte gracias a los muchos obstáculos que impone esa multimencionada canasta o cubeta con cangrejos, que no deja salir de ella a los inteligentes, a los probados de capacidad para idear, proyectar y atender lo que se dejó muchos años en el abandono. Por eso los más son de fuera del terruño y piensan en ellos, es algo que en nada beneficia a la Isla.
Ahora, en plena imitación al difunto exdiputado federal Arturo Martínez Rocha, la Comuna se hizo de un camión para el corte de cabello en las comunidades…un acto más de circo electoral, de más atole sin dedo, pintado de un color descolorido y con sabor a un jugo agrio que no representa a esta sociedad.
En cada caída, el aprendizaje ha sido muy doloroso, pues nunca regresa un peso al erario municipal. La fuga en los contratos a modo era el pan nuestro de cada día, sin que hasta hoy se dé respuesta a la problemática. Abramos los ojos, pensemos y reflexionemos un poco en lo que estamos viviendo.
Ni nos trajeron las oficinas de Pemex ni hubo acueducto nuevo como prometieron, y hasta ahora ninguno de nuestros representantes reclama. Nuestro senador, diputado federal, alcalde y diputados locales brillan por su ausencia en exigir lo que nos corresponde. Eso es lo que no debemos olvidar, si no queremos repetir la misma triste historia.
Seamos conscientes de lo que puede venirse con las malas decisiones, por ello una vez más los convoco a analizar lo que tenemos enfrente. Hagamos de la elección que sigue una exigencia de las acciones que hasta ahora no nos cumplen, por el bien de nuestro Municipio.
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