Tribuna Campeche

Diario Independiente

EXPEDIENTE | TRITURADA LA 4T EN CAMPECHE

Sólo bastaron tres años de (des) Gobierno de la farsante, cínica, tránsfuga y mentirosa Layda Elena Sansores San Román, para que el proyecto de la cuarta transformación quedara totalmente destrozado en Campeche. Los constantes yerros, la soberbia de empecinarse en no enmendar el rumbo, la galopante corrupción, el gravísimo tráfico de influencias, el acendrado nepotismo y los nulos resultados, entre otros factores, propiciaron el desencanto generalizado y el ánimo de cortar de tajo con todo lo que hieda a Morena.

No exageramos al sostener que la principal causante de esta debacle de la 4T en Campeche es la inepta mandataria Sansores San Román. Ella y su nefasto equipo de colaboradores cercanos, encabezados por su sobrino Gerardo Sánchez Sansores, “Seso Loco”, su querida Marcela Muñoz Martínez, su consejero jurídico Juan Pedro Alcudia Vázquez, su corrupto secretario de Desarrollo Agropecuario, Ramón Gabriel Ochoa Peña; su títere en el Congreso, Antonio Jiménez Gutiérrez; su inepto vocero Walther (con h) Patrón Bacab; su desviadito compadre Juan Manuel Herrera Real, su inútil secretario de Gobierno, Armando Constantino Toledo Jamit, y por muchos más, que han abonado con creces al descrédito total del proyecto que con tanto ahínco impulsó el expresidente Andrés Manuel López Obrador.

Por si no fueran suficientes tantos tropiezos a lo largo de los primeros tres años de su “admirable gestión”, la gota que vino a rebosar el vaso de la paciencia de los campechanos fue la designación de un presunto delincuente como secretario de Desarrollo Económico. Ni la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, de quien según Layda Elena presume íntima amistad, pudo avalar esa aberración política.

Quienes aún creían en la senecta Layda Elena, para los que consideraban que era víctima de calumnias, difamaciones y críticas de mala fe, al fin pudieron abrir los ojos para ver, con un dejo de incredulidad y un mundo de asombro, que lo que de ella se decía se quedó corto, pues, envuelta en el más alto grado de soberbia y valemadrismo , declaró que “digan lo que digan… las facturas que tenga que pagar las pago… así que todo y mi resto…” y Jorge Luis Lavalle Maury se quedó como secretario de Desarrollo Económico. Pasó por encima de las recomendaciones y sugerencias de la Presidenta y de la lideresa de su actual partido Movimiento de Reconstrucción Nacional.

Ha sido ese suceso, sin duda alguna, el evento que más impacto negativo generó  la negligente Layda Elena a lo largo del año, lo que propició sustentadas críticas de todas las plumas que simpatizan con la 4T, quienes en una coincidencia lógica, lo mínimo que le dijeron es que es traidora. Incongruente, contradictoria, mentirosa, falsa, hipócrita, deshonesta y corrupta fueron otros adjetivos que le prodigaron, no los opositores de los partidos Revolucionario Institucional, Movimiento Ciudadano y Acción Nacional, sino las huestes morenistas, que la subieron al cadalzo, y ahora están exigiendo su cabeza.

Ha habido tal repudio a esa inexplicable designación, que el Observatorio Nacional de la cuarta transformación, que aglutina a comunicadores que simpatizan con ese partido “para defender su proyecto de nación y desterrar los vicios del viejo régimen”, están exigiendo de inmediato el cese del funcionario en cuestión, y someter a juicio a la gobernadora de Campeche.

Otros activistas de la 4T y de Morena, siguen abanicando la idea de aplicar en Campeche la revocación de mandato para reorientar el rumbo, y rescatar en todo  lo que se pueda a los simpatizantes de este proyecto, que se han decepcionado, y que prometen ya no volver a votar por los candidatos morenistas ni por sus aliados. Ya fueron suficientes las desmesuras de la anciana gobernanta. Carece absolutamente de la facultad de análisis, comprensión y entendimiento, y por la edad sería inútil intentar que enderece el camino. 

Es difícil, ciertamente, que proceda esa convocatoria para enjuiciar en las urnas a Layda Elena Sansores San Román, pero la estridencia del reclamo debe llegar a oídos de la propia presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, para que haga a un lado la tibieza de sus ambiguos comentarios, y de una vez asuma el poder, eliminando a esas frutas podridas que amenazan con siniestrar a toda la canasta, y con ella a todo el proyecto cuatroteísta.

A los campechanos nos haría un grandísimo favor si se decidiera llamar a cuentas a la inepta y farsante Layda Sansores. Hay elementos suficientes —sociales, económicos, políticos, de congruencia y honestidad, entre otros muchos— para justificar su defenestración, además de las razones que afectan a su proyecto de la 4T. 

En Campeche la opacidad es total en el manejo de los recursos públicos, y con los que se ejercen este 2025 por más de 26 mil millones de pesos, ya sumarán más de 100 mil millones de pesos que están bailando en el limbo, sin que en la entidad se vean obras, programas sociales, acciones concretas de Gobierno, atracción de inversiones o mejoría de los servicios de salud, seguridad o de apoyos a los sectores productivos. La Administración de Sansores San Román es de las peores que ha padecido el Estado.

Vive Campeche un Gobierno fallido, sin que hasta el momento nadie le haya puesto un alto a los abusos de la anciana gobernante. La impunidad de saberse protegida en la Cámara de Diputados —tanto del Estado como la Federal— le da la confianza de seguir cometiendo estupidez tras bellaquerías, en perjuicio de aquellos a quienes se comprometió a servir durante su toma de protesta el 15 de septiembre de 2021.

Pero no se ha dicho la última palabra, y aún queda la esperanza de que con las primeras luces de este 2025, también se iluminen las mentes de quienes toman las decisiones políticas en este país, para que se corrijan tantos yerros y se sancione como se merece a la insensible, insensata y mentecata Layda Elena Sansores San Román.

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