Tribuna Campeche

Diario Independiente

Autocomplacencias

No se había visto que una Legislatura estuviera tan desacreditada, tan repudiada y cuestionada como la actual, y será difícil que pueda enmendar el rumbo, porque en el fondo, sus vaivenes obedecen a la inercia de este Gobierno fallido…

Desesperado por ganarse el respeto de los ciudadanos y por simular que la 65 Legislatura ha dado resultados, el presidente de la Comisión de Gobierno y Administración del Congreso del Estado, el diputado morenista Antonio “Toñito” Jiménez Gutiérrez, envió un mensaje en sus redes sociales, en que intentó hacer un balance de la labor legislativa durante 2024.

Un mensaje que no resiste el más benévolo análisis, porque en su afán de presumir lo logrado, evade referirse a dos temas que marcaron a las legislaturas 64 y 65, en que ha estado al frente: la traición al pueblo campechano por postergar para el 2027 la entrada en vigor de la Ley de Revocación de Mandato, con el fin de proteger de la ira popular al más inepto Gobierno que ha padecido nuestro Estado, y la negativa de los diputados de Morena, PT, PAN y PVEM, para enjuiciar políticamente a Marcela Muñoz Martínez, pese a que miles de campechanos salimos a las calles para exigirlo.

Nunca se había visto, en la historia política de nuestra entidad, que una Legislatura estuviera tan desacreditada, tan repudiada y cuestionada. Y el diputado Jiménez Gutiérrez ha tenido el mérito de lograrlo para dos periodos legislativos consecutivos: la 64 que le tocó concluir tras la muerte del expresidente Alejandrto Gómez Cazarín, y la 65, actualmente en funciones, que sigue dando tumbos y muestras de servilismo y lambisconería para con la nefasta gobernadora Sansores, en lugar de ocuparse por atender las demandas más sentidas del pueblo.

Ha tenido el Congreso del Estado de Campeche sensibles retrocesos desde que cayó en manos de la 4T. De entrada, no hay respeto a la equidad de género. Pese a que en su mayoría la integran mujeres, han sido personas del género masculino quienes lo dirigen. Tampoco hay pluralidad y democracia, porque ni Toñito Jiménez ni su antecesor, ya fallecido, permitieron que una bancada diferente a Morena presida la mesa directiva. Y no se hable de la integración de las comisiones ordinarias de dictamen. Todas en manos morenistas, para evitar que alguna ley o reglamente pueda atentar contra los intereses de la corrupta e inepta gobernadora Layda Sansores.

Ni mentimos ni exageramos al afirmar que en estos tres años de la 4T en Campeche, hemos tenido a los peores diputados. A los más serviles, a los más arrastrados, a los más lambiscones, a los más traidores a los intereses del pueblo. Ni en sus peores años llegó el PRI a esos extremos de entreguismo y traición.

Será difícil que la LXV Legislatura pueda enmendar el rumbo. Porque en el fondo, sus vaivenes obedecen a la inercia de ese Gobierno fallido que encabeza la senecta Layda Sansores. Se oyen algunas voces que anticipan el inminente relevo de Toñito como líder del Congreso, pero la forma no llegará al fondo. Seguirán haciendo lo mismo. Seguirán siendo diputados traidores, corruptos y serviles. No tienen para más.

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