Tribuna Campeche

Diario Independiente

De política… y cosas peores: Delfina del Presidente

Catón

Las elecciones del domingo me dieron una extraña mezcla de alegría y tristeza. Tristeza por el vencimiento de Alejandra del Moral en el Estado de México y el consiguiente triunfo de Delfina Gómez. Celebro, desde luego, el fin del Grupo Atlacomulco, que fue por muchos años una especie de cosa nostra en la entidad, un entramado de políticos cuyo mantra era la cínica pero realista frase atribuida a Carlos Hank González: “Político pobre, pobre político”. Evoco en este punto a la tía Melchora, entrañable personaje popular de ayer en Los Herreras, Nuevo León. El gobernador del Estado la quería bien, y un día le dijo en vía de broma: “Comadrita: mi compadre y yo hemos llegado a un acuerdo. Mi señora se va a ir con él, y usted se va a venir conmigo”. Preguntó la tía Melchora: “¿Y yo qué salgo ganando cambiando cabrón por cabrón?”. Mi temor, fundado como todos los temores que causa la política, es que el lugar del Grupo Atlacomulco sea ocupado —cabrón por cabrón— por un Grupo Texcoco peor de mafioso y con mayor voracidad de dinero y de poder. En efecto, la persona y la personalidad de quien gobernará a los mexiquenses dan lugar a ese recelo. Tiene a Morena en su ADN, lo cual significa que pone el ansia de dominación por encima de la ley y la moral, según lo demostró cuando fue alcaldesa de Texcoco, cargo en el cual cometió irregularidades que en un país menos subdesarrollado que el nuestro habrían ameritado destitución, y aun cárcel. Su actuación se finca en el dictado de López Obrador, quien pide a sus copartidarios un 10 por ciento de eficiencia con tal de que le garanticen un 90 por ciento de lealtad. El desempeño de la señora como secretaria de Educación no fue pobre: fue paupérrimo. La forma de gobernar de AMLO, y los resultados de su administración, se verán reflejados en el Estado de México, a cuyos habitantes conscientes envío por este medio mis más sentidas condolencias. Su solar nativo es ahora propiedad del caudillo de la 4T, con Delfina Gómez como ama de llaves. Caso diametralmente opuesto fue el de Coahuila, mi tierra. Manolo Jiménez Salinas era, por mucho, la mejor opción, y los coahuilenses lo eligieron por una abrumadora mayoría. Eso me alegró sobremanera. Varios factores contribuyeron a su sonado triunfo. Fue, en primer lugar, un magnífico candidato. Su labor en la alcaldía de Saltillo dejó buena impresión, y su carisma, discurso positivo y empeñoso trabajo de campaña fueron gratos a los electores. Lo favoreció igualmente la obra de Miguel Riquelme en el Gobierno del Estado, cuyos frutos, sobre todo en el importante renglón de la seguridad, han sido unánimemente reconocidos y apreciados. La maquinaria del PRI local, que funciona tan bien como hace medio siglo, coadyuvó en gran manera, desde luego, a la contundente victoria del joven candidato. Será un gran gobernante si continúa la tarea de su antecesor; si sigue garantizando a los coahuilenses seguridad y empleo; si mantiene su independencia frente a cualquier intento de cacicazgo centralista y si aleja de su gobierno toda forma de corrupción. Los padres de Manolo, su esposa y sus pequeños hijos, deben estar orgullosos de lo conseguido por él, igual que toda su familia. Lamento que ya no esté con nosotros el ingeniero Luis Horacio Salinas Aguilera, su abuelo materno, amigo mío desde los tiempos de la juventud. Fue también alcalde de Saltillo, y la excelente gestión que llevó a cabo todavía es recordada. El logro de su nieto habría sido motivo de grande satisfacción para él. Felicito, sobre todo, a mis paisanos coahuilenses. Fueron en elevado número a votar, y votaron muy bien. FIN.

Cifras electorales

Mirador

Armando Fuentes Aguirre

Mi tío Felipe gustaba de conversar conmigo. Era la oveja negra de la familia, y yo tenía algunas pintitas que me hacían comprenderlo. Él hablaba y yo lo oía, motivo por el cual decía a todos que yo era un gran conversador. Cuando se tomaba cuatro o cinco copas de tequila, y yo dos o tres, su charla se hacía fluida e íntima. Una noche me dijo:
—Tienes el gran defecto de ser joven, sobrino. Ya se te quitará —ese defecto se nos quita a todos—, y entonces sabrás algunas de las cosas que yo sé. Una de esas enseñanzas es que hay mujeres malas. Yo me he topado con algunas que me habrían echado a perder la vida si no me hubiera apartado de ellas como quien se aleja de una serpiente o un escorpión. Es fácil reconocerlas. Generalmente son estúpidas —la maldad es una forma de estupidez—, y siempre son frívolas, vanidosas y con necia ambición de lujos, comodidades y dinero. Si te encuentras a una mujer así echa a correr igual que si te encontraras con un asesino.
Eso me dijo aquella noche el tío Felipe. Y añadió meditativamente:
—Lo malo de las copas es que te hacen recordar. Lo bueno de las copas es que te hacen recordar.
¡Hasta mañana!…

Manganitas

AFA

“…Gana Delfina Gómez en el Edomex.”.

Opina un comentador
que la citada Delfina
será sólo la delfina
del presidente Obrador.

“…Hace falta más teatro en la provincia…”.

Ya no estén tan preocupados:
si más teatro quieren ver
de México pueden traer
seis o siete diputados.

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