Tribuna Campeche

Diario Independiente

Ley de la opacidad

La ley de la opacidad campechana fue diseñada con dedicatoria para el Tren Ligero, y para darle un cocotazo a la “soberbia” del Ayuntamiento, que se entercó en  exigir que se respeten las leyes…

Con la creación de la figura jurídica de “Obra de Interés Estatal”, a partir de esta semana Campeche legalizó la opacidad en materia de licitaciones públicas, asignación de contratos, realización de obras sin presentar los impactos ambientales, que además fueron blindadas y no podrán ser suspendidas por ninguna autoridad, como por ejemplo, el Tren Ligero.

Si ya de por sí esta LXIV Legislatura nos había dado muestras de su total sometimiento, servilismo y lambisconería hacia la senecta gobernadora Layda Sansores —por ejemplo la blindaron con su “ley de revocación de mandato” que entrará en vigor en 2030—, con la aprobación de su ley de la opacidad o del Tren Ligero, los legisladores morenistas y sus aliados se volaron la barda.

Era lo que necesitaba el Seso Loco para otorgar contratos y adjudicaciones a diestra y siniestra, sin tener que dar detalles de los mismos, porque los encasillará bajo la figura de “Obra de Interés Estatal” y tendrá la base para que nadie pueda oponerse.

El Gobierno de López Obrador, que también se especializó en el tema de la opacidad, utilizó una figura similar para sus obras del Tren Maya y del aeropuerto Felipe Ángeles, por ejemplo.

Las consideró acciones “de seguridad nacional”, y mediante esta estratagema pudieron brincarse las vallas legales que les permitieron realizar los trabajos, aunque con ello, en el caso del ferrocarril, destruyeran los ecosistemas. Y es que una cosa no necesariamente protege a la otra.

La ley de la opacidad campechana fue diseñada con dedicatoria especial para el Tren Ligero, y con la finalidad colateral de darle un cocotazo a la “soberbia” del Ayuntamiento, que se entercó, se encaprichó e hizo berrinches para exigir que se respeten las leyes. 

Ya todos los campechanos vimos los daños que está causando esa obra —nos dejó sin agua una semana, provocó inundaciones en colonias porque taparon con escombros los desagües naturales, van a destruir el malecón, etcétera—, pero lo más importante es satisfacer el ego de la gobernadora, que está empecinada en poner en marcha el tren inútil, antes de que concluya el periodo del presidente López Obrador. Es decir, antes del 1 de octubre venidero.

Y de paso, la señora y su operador financiero y cobrador de moches, El Seso Loco, se brinca también las leyes, y cuando los campechanos queramos solicitar información sobre la adjudicación de contratos y obras, nos van a salir con que se trata de “obras de interés estatal”, y que por tanto los datos son confidenciales y reservados.

Pásumecha. No tienen llenadera estos perversos e…

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