LAYDA, RUMBO AL ÚLTIMO LUGAR EN ENCUESTAS
La percepción que se tiene de la gobernadora Layda Elena Sansores San Román, tanto en estudios de opinión de encuestadoras especializadas, como en expresiones cotidianas frecuentes en redes sociales, cafés, mercados, cantinas, pasajeros del transporte urbano, etcétera, confirman que a casi 28 meses del inicio de su Administración, no ha simpatizado y menos aún conquistado al amplio porcentaje de campechanos —más del 66%— que no votaron por ella.
Por el contrario, es cada vez más común escuchar de activistas sociales, líderes de opinión, dirigentes de diversas asociaciones y partidos políticos, pescadores, obreros, estudiantes, amas de casa, transportistas, profesores, abogados, ingenieros, médicos y otros que en el pasado la respaldaron, reafirmar que si hoy fueran las elecciones, sus votos serían en contra de ella y el partido que la postuló, o sea Movimiento Regeneración Nacional.
Ya en anteriores entregas de esta hebdomadaria columna escribimos que ante la estrepitosa caída del respaldo popular a su Administración, sus “operadores políticos” idearon la genial estrategia de organizar “posadas del Jaguar” para llevar espectáculos gratuitos a las colonias populares y unidades habitacionales con mayor densidad poblacional. El plan era “acercarla a la gente” para tratar de que se ganara su simpatía. Pero fracasó, por lo que tuvieron que añadir rifas de electrodomésticos, motos y hasta un vehículo. Aún así, el tiro les salió por la culata.
La muestra que así lo confirma ocurrió precisamente en el baile de fin de año que organizaron la gobernadora Sansores San Román y sus geniales asesores, en que ofrecieron la rifa de seis motocicletas, un automóvil modelo 2024, cenas gratis, mesas, sillas, hielos, refrescos y hasta comida para quienes acudieran al Foro Ah Kim Pech y no llevaran nada y menos tuvieran dinero para comprarse una cena.
El meollo del asunto fue que pretendieron evitar que el evento de fin de año de la alcaldesa Biby Karen Rabelo de la Torre, anunciado para celebrarse en el malecón, tuviera masiva afluencia. Al final ocurrió que miles de campechanos acudieron al evento de la alcaldesa, de donde se quitaron para asistir brevemente al Foro Ah Kim Pech, pero exclusivamente a participar en las rifas.
Aprovecharon mesas, sillas y hielos que regaló la gobernadora, aceptaron los tamales y sándwiches que les regalaron —se constató que les sobró bastante comida—, y después de los sorteos tomaron las de Villadiego y se regresaron al evento de la Comuna.
Se retiraron masivamente los campechanos, y dejaron bailando a la gobernadora y sus achichincles con “Margarita, la diosa de la cumbia”. Los organizadores quedaron petrificados, lelos, acongojados, tristes, se veían entre sí las caras cariacontecidas. Los que desertaron del baile organizado por la gobernadora, se trasladaron al malecón para terminar la noche al lado de la alcaldesa Rabelo de la Torre, quien también tuvo que sortear un automóvil, televisores y despensas como “gancho” para atraer a más gente.
Al final de cuentas Rabelo de la Torre fue la “ganona” —se pasó gran parte de su show musical bailando en el escenario y luciendo sus jóvenes curvas, algo con lo que no pueden competir la mandataria ni su narcocandidata—, porque se quedó con la mayor parte de los campechanos que salieron a divertirse a los eventos públicos organizados por las autoridades. Un round más que se lleva la alcaldesa.
La enseñanza es clara y simple. Los campechanos han aprendido la lección y saben que si Layda va a tirar la “casa por la ventana” para tratar de mantener su bajo respaldo popular —o para comprar votos que sigan permitiendo sus desplantes autoritarios—, le van a aceptar sus dádivas y circos, pero al final seguirán considerándola como gobernadora que no ha cumplido con las expectativas, que ha decepcionado incluso a quienes la apoyaban, y lo peor, que no tiene la menor intención de enmendar el rumbo, por lo que votarán contra ella y los candidatos (as) que promueva y postule.
Por eso es muy importante releer el último sondeo de 2023 que realizaron la consultora Campaigns and Elections (C&E) junto con E-Research, en que ubican a Sansores San Román como la segunda más corrupta del país, y en el lugar 26 —de los 32 gobernadores evaluados— en cuanto a desempeño.
Es decir, los campechanos ni siquiera tenemos un Gobierno mediocre que se ubique en el medio de la tabla, sino uno que está más cerca de caer al último lugar que de remontar para situarse en las primeras posiciones. Y no se observa el menor interés en cambiar de estrategias, asesores y analistas.
Lo interesante es que no se trata solamente de los resultados de la evaluación de estas dos encuestadoras, pues en los mismos términos la ubican algunas otras empresas como Mitofsky, Demoscopia Digital, Massive Caller y los sondeos que con cierta regularidad realizan medios capitalinos como El Universal, Reforma, El Financiero y el Economista, por citar algunos, lo que recontra reconfirma que esta es la percepción generalizada de los campechanos y que no va a cambiar ni con posadas del jaguar, ni con bailes populares, ni con roscas de reyes en que regale tiliches y baratijas.
En los resultados del estudio publicado a finales de diciembre, Sansores San Román ocupa el segundo lugar en la percepción de corrupción por parte de los ciudadanos sondeados, sólo detrás de su homólogo también morenista de Zacatecas, David Monreal Ávila. En la tercera posición se ubica Cuauhtémoc Blanco, de Morelos. Le siguen Evelyn Salgado, de Guerrero, y el oaxaqueño Salomón Jara Cruz, ambos de Morena, que se posicionan en el cuarto y quinto lugar, respectivamente.
Sansores San Román también ha sido reprobada por los campechanos en el ranking de desempeño, al obtener el 40.8 por ciento de aprobación, que la coloca en la posición 26. Además, de acuerdo con el estudio de Campaigns and Elections, los campechanos consideran que la gobernadora Layda Sansores es una mentirosa, ya que en la encuesta de honestidad sólo el 28 por ciento percibe que habla con la verdad, llevándola al penúltimo lugar, mientras que en la medición de popularidad está relegada en el lugar 25.
Las diversas evaluaciones confirman que la de Campeche, Layda Elena Sansores San Román, está entre los cinco peores mandatarios del país, tanto en desempeño, como en popularidad, y en percepción de honestidad.
Ante la inminente conclusión de los gobiernos de David Monreal en Zacatecas y Cuauhtémoc Blanco en Morelos —que se disputan el último lugar de la tabla—, podemos anticipar que quien bajará hasta el último peldaño en los próximos meses será Layda Elena Sansores San Román, a quien le quedan poco más de tres años para concluir su nefasta, improductiva e ineficiente gestión, y quien no ha podido diseñar una estrategia medianamente viable para que los campechanos vean un mínimo resultado de su Gobierno.
Si bien podemos coincidir que una encuesta es apenas “una fotografía del momento”, tanto en preferencias electorales a favor de un partido o candidato, como en la evaluación del desempeño de los servidores públicos, también hay que admitir que en Campeche todo lo relacionado con la burocracia tiende a empeorar en lugar de mejorar, porque la Administración Estatal está conducida por la ineptitud, el revanchismo y la corrupción.
Por eso no hay resultados. Y por eso la gente ya no se deja engañar por espejismos ni cuentas de vidrio. Estamos a meses de conocer la verdadera opinión de la gente, que es la de las urnas. Seguramente ya estará dispuesto un dineral para tratar de que los candidatos morenistas alcancen las posiciones para las que sean designados, pero eso no les garantiza el resultado que esperan, como pudieron ver en el pasado baile de fin de año.
¿POR QUÉ NO SE TIRAN LAS DOS?
Hace muchos años circuló la versión de la sugerencia de un Presidente a su secretario de Hacienda, cuando ambos volaban en avión de la Fuerza Aérea Mexicana con destino a un Estado del norte del país, donde entregarían varias obras de beneficio colectivo.
Irradiaban alegría, bienestar y emoción.
—Le propuso el presidente al secretario tirar mil billetes de 100 pesos (eran los de máximo valor en aquella época), “con los que haríamos felices a mil mexicanos”, le expresó.
—Por qué mejor no dos mil de 50 y hacemos felices a dos mil, replicó sonriente el secretario de Hacienda.
—El piloto, seguramente amigo de ambos o muy confianzudo, les aconsejó mejor tirarse del avión, y así hacer felices a todos los mexicanos.
No se sabe si los dos personajes celebraron la sugerencia, lo regañaron, determinaron su cese o lo arrestaron al terminar el periplo. En aquellos años nadie se atrevería a hacer un chiste a costa de funcionarios de ese nivel, salvo que fueran amigos íntimos o compañeros de infancia y juventud. Actualmente es mayor la tolerancia a la broma, la burla y la crítica. Los tiempos cambiaron, aunque la pretensión es tratar de revertir esos avances.
Ahora el amago es mediante el uso faccioso de los tribunales civiles, en demandas millonarias por daño moral, en las fiscalías por denuncias de odio y calumnias y en los órganos electorales por planteamientos de ofensas, críticas y violencia política en razón de género. Ergo, por ser mujer. Los varones tienen que aguantar agresiones verbales o corporales. Incluso recordatorios familiares.
Lo expresado sirve para ilustrar la puja, el cotilleo, la burla, la competencia, el concurso, las acusaciones, las defenestraciones y las expresiones hirientes por conducta o comportamiento inusual, presumiblemente indebido o que cierta sociedad censura, denosta o no ve con buenos ojos.
Por ejemplo, lo que vieron o vivieron numerosos campechanos en el último día del año que acaba de partir entre la gobernadora Layda Elena Sansores San Román y la alcaldesa de Campeche, Biby Karen Rabelo de la Torre.
Compitieron con recursos de las finanzas estatal y municipal en quién acarreaba más gente al festejo de fin de año, y también en los regalos. La gobernadora rifó un carro y seis motocicletas, ofreció comida y hielo, dispuso las mesas y las sillas, aunque se cuidó de no dar las chelas. El que las quisiera, que las llevara, y solicitó ser solidarios con los asistentes que carecieran de dinero para la compra de comida. Circo y falsedad.
La alcaldesa rifó un carro de las mismas características que el evento de la gobernadora. Ambas se lucieron en sugerencias, ocurrencias, propuestas, revolvencias y animaron personalmente los festejos. Estuvieron en su lodo, como postula el lenguaje popular, como práctica anticipatoria de lo que se verá en las próximas campañas electorales. Se divirtieron y divirtieron. Permitidos los desfiguros, por ser el último día del año. Qué más da.
El comentario generalizado es parecido a la narrativa con el que abrimos este artículo. ¿Por qué en vez de entregar ocho regalotes, no se dividió ese costo en obsequios modestos que beneficiaran a más campechanos?
¿Cuánto fue lo gastado en las fiestas de fin de año en el malecón de la ciudad y el Centro de Convenciones construido por el recordado y alejado exgobernador José Antonio González Curi? ¿Quién proporcionó los recursos y de qué área los tomó? ¿Estaba considerado en el Presupuesto de Egresos de 2023 o se le cargará al de 2024?
No es extraño el silencio de los legisladores. Al menos la mayoría. Se necesita saber en dónde adquirieron los vehículos, a qué costo, y si licitaron para obtener la mejor oferta. La buena fe tiene frenos ante la desmesura, el abuso y la oscuridad, que son los elementos que caracterizan al Gobierno de todos… los Sansores.
Terminado el evento, la gobernadora, para no perder la costumbre vacacional, tomó sus chiribitiles y voló en jet privado a Quintana Roo para acompañar al presidente Andrés Manuel López Obrador, su guía, gurú y consejero, a inaugurar y recorrer el tramo Cancún-Palenque del Tren Maya. En Chiapas la esperaba de nuevo el lujoso avión para transportarla de regreso a Campeche.
Le faltan muchos detalles a la obra, pero eso es lo que menos les importa. Ya es práctica común gobernar con la mentira. La política muda, hueca y rupestre en busca de mejor acomodo, para regresar donde se estuvo, por encima de las necesidades de la gente y de los requerimientos de esta entidad.
La ceremonia inaugural iniciada en Cancún, Quintana Roo, concluyó en Palenque, Chiapas. Además de Layda Sansores San Román participaron los gobernadores de Yucatán y Quintana Roo, Mauricio Vila y Mara Lezama, informó el periódico Sol de Quintana Roo. Sansores y Vila llegaron en avión. Los tres viajaron en el tren, y los tres regresaron a sus Estados en aviones privados. ¿De cuánto fue el oneroso gasto a pesar de la cacareada austeridad republicana?
No es fácil ahora burlarse de la sociedad, que cuenta con múltiples canales de información. De la revelación de los medios, nada han aclarado los gobernantes. Su silencio busca el olvido y reducir el comentario o la crítica. Lo ocurrido demuestra la falsedad de la austeridad cuatroteísta. Y como reza una expresión de un Municipio del sur del Estado, toma tu Champotón. Sígueles creyendo.
LAS RAZONES DEL RECHAZO A SANSORES
Es posible que por los halagos de sus aduladores, por los cantos de sirenas, por los aplausos comprados, por sus bots rentados o por su ya crónica esquizofrenia, la gobernadora Layda Elena Sansores San Román no pueda dirimir entre la realidad de los hechos, y las fantasías que le cuentan o ella misma se inventa. Pero hay una larga lista de razones por las cuales su Gobierno, y ella, se han ganado a pulso el repudio de los campechanos.
Es una gobernadora delincuente. El Instituto Nacional Electoral ((INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ya han emitido diversos resolutivos que confirman que Layda Elena viola diversas leyes electorales, que desvía recursos públicos para fines electorales y que hace proselitismo descarado desde su cargo público y con recursos del erario.
Es una gobernadora antifeminista. Diversas instituciones como el Instituto Electoral del Estado, el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación han resuelto que Layda Elena ha incurrido en violencia política de género. Contra la alcaldesa Biby Karen Rabelo de la Torre, contra diputadas federales del PRI, contra activistas femeninas que no coinciden con ella en opinión, etcétera.
Es una gobernadora corrupta. La más reciente evaluación de E-Research la coloca como la segunda gobernadora más corrupta del país. Estudios del Inegi, México cómo Vamos, Mexicanos contra la Corrupción, etcétera, la consideran una mandataria deshonesta, con manejo nada claro de los recursos, lo que lleva a concluir que se roba el dinero de los campechanos.
Es una gobernadora sin resultados. Los sondeos de las encuestadoras, basados en la opinión de los campechanos, la han reprobado en cuanto a evaluación de su desempeño porque no hay resultados, no hay generación de empleos, no hay atracción de inversiones, ha empeorado la inseguridad, son pésimos los servicios de salud, hay desabasto de medicamentos, no hay obra pública, etcétera.
Es una gobernadora nepótica. Varios de sus familiares ocupan importantes cargos en la Administración pública. El de más visibilidad es Gerardo Sánchez Sansores alias “Seso Loco”, y aunque oficialmente ni ella ni el sobrino reconozcan que cobra en el Gobierno o que tiene un cargo público, todos en Campeche, sobre todo los del gabinete, aseguran que es el vicegobernador. Que él gobierna cuando la tía se ausenta y todos los campechanos sabemos que Layda Elena sólo “trabaja” en su Martes del Jaguar.
Es una gobernadora encubridora. Se han documentado varios casos de corrupción entre los integrantes de su gabinete, en Obras Públicas, en el Instituto de Cultura, en la Secretaría de Bienestar, en Desarrollo Agropecuario, etcétera, pero a unos los “enfermó” y les pidió su renuncia para no encarcelarlos, como castigo al desvío de recursos públicos en que incurrieron, mientras la mayoría continúa despachando en sus cargos.
Como una joya que brilla iluminando la corrupción de su Gobierno, aún despacha como director del Instituto de Acceso a la Justicia de Campeche (indajucam), el abogado Luis Humberto López López, quien no se quiso “enfermar”, por lo que persiste con sus vicios y desvíos ante la complacencia de la mandataria.
Es una gobernadora represora. Mientras que como activista política opositora, Layda Elena acostumbraba dar discursos estridentes contra sus adversarios, ahora que es gobernadora se le ha puesto la piel muy sensible y no tolera la crítica. Ha promovido al menos 50 recursos legales contra periodistas, activistas, políticos, adversarios ideológicos, etcétera, para censurarlos, sea por acusaciones de violencia política de género, por difamación, delitos de odio, calumnias o lo que sea. Se pasa gran parte del año en audiencias judiciales, casi siempre fuera del Estado, y eso no le permite estar concentrada en gobernar.
Es una gobernadora revanchista y vengativa. Tiene fijaciones muy claras contra adversarios políticos, como es el caso de Alejandro Moreno Cárdenas y Eliseo Fernández Montúfar. Pretende encarcelarlos, y para ello ha ordenado que se integren expedientes judiciales truqueados, para satisfacer sus ansias de venganza. Hasta el momento no lo ha logrado pero es su obsesión. Busca a toda costa eliminarlos políticamente.
Poco le han importado las formas y los medios. Hay que anotar que también pretende judicializar expedientes contra Biby Rabelo y el diputado Paul Arce Ontiveros, a fin de anularlos políticamente y que no puedan participar como candidatos en los comicios que se avecinan.
Gobernadora opaca y nada transparente. Layda Sanores convirtió a la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información Pública en su escudo protector. No autoriza la difusión de la información que solicitan los ciudadanos, los sobresee o los archiva como información confidencial. En cambio, acosa a las autoridades gobernadas por partidos diferentes a Morena para que proporcionen todo lo que les pide. Dos reglas y dos medidas.
Por si fuera poco, tampoco ha transparentado la licitación de la escasa obra pública que se realiza. Beneficia a amigos, compadres y recomendados, pero que también dejan el moche al sobrino cómodo.
Es una gobernadora mentirosa. Así la califican los campechanos en los sondeos que realizan diversas encuestadoras y recientemente lo confirmaron los campesinos de San Pablo Pixtún, a quienes defraudaron con la supuesta construcción de un camino sacacosecha de 4.9 kilómetros, en que supuestamente erogaron 2.7 millones de pesos, el cual la gobernadora dio por realizado en su Segundo Informe, lo cual es totalmente falso. Los labriegos la invitaron a que los acompañe a recorrer ese supuesto camino para que constate el estado en que realmente se encuentra, pero siguen sin recibir respuesta positiva.
Hemos enumerado sucintamente al menos 10 razones por las cuales Layda Elena Sansores no es del afecto de los campechanos, y por las cuales sale reprobada en todas sus evaluaciones. Todas nuestras aseveraciones debidamente sustentadas, de suerte que no puede argumentar que mentimos o que obramos con mala fe. Los campechanos sólo piden como cartita a los Reyes, que intente recomponer el rumbo, porque es nuestro Estado el que está pagando las consecuencias de su pésimo proceder.
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