Cada vez que la tía corrupta hable de combate a la corrupción, debería recordar que en su contra hay siete denuncias penales interpuestas en la Fiscalía General de la Ciudad de México por desvíos que rebasan los 120 millones de pesos.
Tan ocupada está en ver la paja en el ojo ajeno, que la gobernante campechana no mira la viga que tiene en el propio, pues a base de tráfico de influencias ha logrado que los expedientes en su contra sean congelados y que no se le moleste ni con la hoja de un citatorio.
Por eso es que doña Corrupta no debería hablar de combate a la corrupción y mucho menos presumir que es honesta. Hay varias cajas con las pruebas documentales de los desvíos en que incurrió como alcaldesa en la Álvaro Obregón de la Ciudad de México (2018-2021), las cuales han sido desdeñadas por la Fiscalía General de la capital del país.
Son pruebas contundentes de que por ejemplo, la Tía del Seso incurrió en fraude con los programas sociales destinados para la gente más pobre. Se clavó algo así como 71 millones de pesos; otorgó contratos irregulares por adquisiciones y servicios por más de 41 millones de pesos, y le regaló a su sobrino 3.4 millones de pesos a través de su sirviente y prestanombres.
Todo eso está debidamente documentado, vale la pena reiterarlo. No se trata ni de suposiciones, ni de acusaciones sin fundamento, como ella acostumbra lanzar contra sus adversarios políticos. Que no se haya procedido en su contra no es porque se carezca de elementos de prueba, sino simplemente porque la 4T no investiga la corrupción de los suyos, sino los que les inventa a sus adversarios.
Para que las investigaciones procedan y se encarcele a doña Corrupta sólo hace falta una cosa: que el Gobierno de la Ciudad de México cambie de manos; que no gane ningún representante de la llamada 4T. Incluso que la oposición —sea la que fuere— se quede con la mayoría de la Cámara de Diputados de la Ciudad de México, porque entonces se ordenaría una fiscalización real a las cuentas de quienes desviaron varios cientos de millones de pesos y no han pagado
De eso están conscientes los votantes capitalinos que también se han decepcionado de tantos excesos de la llamada 4T, y de que fue nulo su compromiso con la democracia, la tolerancia, la transparencia y el combate a la corrupción.
Quien gobierna Campeche es un ejemplo de corrupción, de cinismo y de impunidad, aunque pregone cada martes que “nunca se ha robado un peso”, cuando todos en este solar sabemos que los genes de corrupción los lleva en la sangre y que ahora mismo hay siete denuncias en su contra por corrupción, ejercicio abusivo e funciones, desvío de recursos, enriquecimiento ilícito y fraude.
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