La pasada jornada electoral del 2024, donde participó el 60% del listado nominal
Tomado del Heraldo | Martha Gutiérrez
La pasada jornada electoral del 2024, donde participó el 60% del listado nominal y cuyo resultado nos arrojó a un partido político que si bien es cierto obtuvo muchos votos, su triunfo no es legitimo.
Ya que lo lograron a través de una serie de irregularidades y violaciones a la constitución cometidas por el propio Presidente de la República, que constan en las resoluciones del INE y del Tribunal Federal Electoral, por los millones de recursos públicos utilizados para favorecer a sus candidatos, la intervención desde la Mañanera en el proceso electoral, los más de 23 mil servidores de la nación recorriendo los domicilios de los beneficiarios de los programas sociales afirmando que los recursos eran regalo Andrés Manuel López Obrador y la delincuencia organizada operando a favor de Morena. Todo esto es consecuencia de una profunda crisis del sistema partidista que ha escalado por completo a todo sistema político en nuestro país.
En mi columna del 10 de julio de 2022, señale que AMLO y Alito son casi idénticos. Políticamente son seres conectados que aunque como personas tienen independencia y autonomía propia, los define el mismo embrión político y pueden compartir uno o más órganos internos como el cerebro, el pensamiento e incluso las ideas, pero sobretodo las trampas.
Esto viene a colación por la manera en la que el dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional ha convocado el día de hoy a una Asamblea Nacional para ir por su reelección, contraviniendo los principios de Sufragio Efectivo no Reelección de ese instituto político, a pesar de que eso no es lo que el PRI necesita para recuperar la competitividad.
Alito Moreno lo mismo que Andrés Manuel López Obrador, no dudan en violar y trastocar los mandatos del Tribunal Electoral que en el caso del dirigente del PRI, señalaron que la ampliación del mandato de su actual dirigencia se cumple el 6 de septiembre de 2024, fecha en la que tiene que renunciar. Por otro lado la ley indica que no puede haber reformas a los Estatutos de los partidos políticos en tanto no se haya concluido el proceso electoral. Por lo tanto la convocatoria a la citada Asamblea Nacional es un tanto cuestionable.
A decir verdad, la debacle del PRI no comenzó con la llegada de Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” a la dirigencia nacional. Él, es la consecuencia de un deterioro que comenzó a hacerse evidente cuando por medio de trampas Roberto Madrazo Pintado (su mentor) arribó a la Presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en 2002, para (igual que Alito) servirse y desde ahí construir su candidatura presidencial para el 2006, y que culminó con la pasada elección del 2 de junio, al perder la mayoría de las posiciones y únicamente obtener poco mas de 5 millones de votos.
El intento de perpetuarse 8 años más en la presidencia nacional de Alito preocupa, ya que obstaculiza y cancela en el corto y mediano plazo la salida de la profunda crisis del sistema partidista, que obligadamente pasa por la refundación del PRI, ya que éste es la referencia fundacional de todos los partidos, incluyendo a Morena. Si el PRI no resuelve su refundación no hay manera de resolver esta severa crisis.
Revisemos: ¿va a cambiar Morena? Porque habría de hacerlo si fue el gran “triunfador” de la pasada elección, este partido es el que menos voluntad tendría para cambiar y resolver las dificultades del sistema partidista y del sistema político mexicano, pues se alimenta de ellas. ¿Va a cambiar el Partido Verde? Para que, si le fue requetebién, hizo el negocio de su vida. ¿Va a cambiar el PT? De tontos, se le acabaría el negocio a Alberto Anaya. ¿El PRD? Pues ya no existe.
El priismo mexicano mas que pensar en cambiar sus Estatutos para considerar la reelección tiene que trabajar en los conceptos que deben de incluirse en su refundación. Porque la refundación del PRI necesariamente debe ser el resultado de la inteligencia colectiva no solo de los priistas, sino particularmente de la sociedad.
La refundación del PRI debe de considerar el cambio radical de 180 grados de un partido que se creó para legitimar un régimen postrevolucionario y lograr los objetivos sociales de la Revolución, al de un partido moderno que considere como prioridad a una sociedad global, empoderada, con capacidades y talentos que requieren ser convocados y conducidos.
En esta misma lógica es imperativo en este momento que el PRI deje de ser cortesano a Morena para retomar el rol del liderazgo que actualmente nuestro país requiere. El PRI tiene que prepararse para ser competitivo, y demostrar de cara al 2027 que aprendió la lección, que comprende y escucha a la heterogeneidad de los ciudadanos, que no debe ir en coalición, debe contender solo. Porque la próxima elección ya se está construyendo desde ahora.
Entonces, los únicos partidos que eventualmente pudieran cambiar son el PAN y el PRI, y el primero nunca ha sido un partido constructor, no esta en su naturaleza, ya que siempre ha sido un partido de oposición reactivo al PRI. Tan es así que en los 12 años que gobernó (2000-2012), no creo nada nuevo. Si analizamos el INE existe por voluntad política del régimen priísta.
El PRI fue abriendo los espacios y creando las instituciones para adecuarse a los cambios del mundo. No fue el PAN. Por lo tanto, se necesita la refundación del PRI para resolver la crisis del sistema partidista. Pero de ninguna manera puede resolverla el PRI de Alito.
Por ello, a 25 años de que comenzó el siglo XXI, es imposible concebir a un partido que piensa, actúa y se conduce con aquel diseño creado posterior a la Revolución Mexicana, frente a una sociedad totalmente digitalizada.
En el momento que el PRI decida asumirse como el partido de la sociedad mexicana y conduzca sus causas y su talento, el PRI volverá a ganar elecciones, y la competitividad de Morena será marginal. Pero para eso el PRI tiene que democratizarse, llevar a cabo elecciones internas para todas las candidaturas, y preparar y formar liderazgos. En síntesis, hacer lo que no ha hecho. La refundación no se trata de un cambio de colores ni de siglas, mucho menos el retroceso a la reelección. Se trata de un cambio de programas y de compromisos con la ciudadanía .
Cuando el PRI tome verdadera consciencia y lo haga, la sociedad mexicana volteará a verlo, y el resto de los demás partidos políticos se verán obligados a cambiar.
Porque si el PRI se transforma y se refunda, va a ser muy difícil ganarle. De lo contrario, si el PRI no cambia y permanece como hasta ahora, habrá que esperar 20 o 25 años más, hasta que surja una nueva fuerza política
Para estudiar los cambios que se requieren para la refundación del PRI, no hace falta contar con la dirigencia del partido, ya que lo primero que se debe tener es el proyecto. Porque el Partido Revolucionario Institucional es mucho más que sus dirigentes y militantes. Es el partido de la cultura mexicana.
Por eso la refundación tiene que ser el resultado de una amplia convocatoria a la sociedad. El Partido Revolucionario Institucional de ninguna manera es una franquicia electoral. El PRI es un instrumento poderoso de organización y convocatoria a asumir colectivamente las causas de los ciudadanos.
Ese es el reto político más importante de los priistas en el siglo XXI. Transformar y Refundar a un partido político que aún esta vivo, y de esta manera responder las demandas de una sociedad empoderada que exige ser convocada y conducida.
Y no es pregunta.
Más historias
MONREAL CONFIRMA DESAPARICIÓN DE 32 INSTITUTOS ESTATALES DE TRANSPARENCIA
PREOCUPA QUE EL EJECUTIVO PRETENDA RECORTES EN ÁREAS COMO SALUD: ARMENTÍA
LAYDA ENGAÑÓ A EMPRESARIOS: SEDENA NO CONTRATA A CAMPECHANOS EN LA PAVIMENTACIÓN DE LA CARRETERA 180