El secretario de Educación de Campeche, Víctor Sarmiento, revela una alarmante falta de acción y previsión en la gestión de emergencias climáticas. A pesar de que el funcionario asegura que desde la madrugada estaban “pendientes del estado del tiempo”, las clases no se suspendieron a tiempo, poniendo en grave riesgo a los alumnos que ya se encontraban en las escuelas bajo la intensa lluvia.
¿Cómo es posible que, con un aviso de mal tiempo, las autoridades educativas no tomaran medidas más rápidamente? La seguridad de los estudiantes debería ser la prioridad número uno, y en esta ocasión, parece que fue una simple formalidad. La decisión de cancelar clases se tomó demasiado tarde, dejando a los niños expuestos a condiciones peligrosas.
Sarmiento menciona que “todo el mundo está en resguardo”, pero esa afirmación suena hueca cuando los estudiantes son los que salieron a enfrentar el clima adverso. La falta de comunicación efectiva y de acción rápida no solo es inexcusable, es irresponsable.
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