La solidaridad ciudadana para organizarle un festejo del Día del Niño a los hijos de los verdaderos policías del pueblo, es una bofetada con guante blanco a la soberbia y represión de la gobernadora…
En los rostros de los nativos que cada tarde, al caer el sol, se reúnen en una de las bancas del Parque Principal, para comentar los acontecimientos políticos y noticiosos más importantes del día, se notaba alegría, satisfacción y diríase que incluso felicidad.
Doña Chela, quien cotidianamente acostumbra derrochar bravura y contundencia en sus señalamientos, esta tarde mostraba un semblante de paz. Junto a ella, don Memín simulaba un estado de beatitud y en la mirada de don Julián, el viejo gurú de ese singular grupo, se denotaban luces de esperanza.
—“Qué nuevo ejemplo de solidaridad, de unidad, de cohesión, de empatía dio nuestro pueblo al colaborar con su granito de arena para que los hijos de los valientes policías, tuvieran un evento digno, e incluso espectacular, para conmemorar el Día del Niño” atizó de entrada doña Chela.
Don Memín fue más contundente: “Esta muestra de solidaridad y de apoyo a la lucha de nuestros hermanos policías tuvo la fuerza de 123 marchas con más de 25 mil asistentes, como la del pasado 13 de abril, así que podemos decir que ya rebasamos las 123 marchitas que hizo la loca del Palacio”, gritó.
Asintió vehementemente don Julián, al coincidir en que la magnitud de esa muestra solidaria del pueblo para con su policía, “fue una bofetada contundente a la soberbia, autoritarismo y cerrazón de la hija del Sátrapa Negro. Le debe haber dolido hasta el fondo… de su alma, constatar que ante sus desplantes de arbitrariedad y represión, el pueblo le responde con apoyo solidario, con respaldo contundente e incondicional…”.
—“Y lo mejor de todo —rubricó don Memín— es demostrarle que nosotros sí sabemos jugar limpio, que nosotros no lastimamos a los niños, no dividimos, no polarizamos, porque los niños son lo más sagrado que tienen nuestras sociedades. ¡Qué pésima imagen! ¡En qué desagradable concepto tendrán los niños de esta generación respecto de su gobernanta, que no se tienta el corazón para dejar sin sustento a más de 80 familias al despojarles de su salario a igual número de padres y madres de familia! Esa mancha no se la va a quitar jamás”.
Los contertulios aplaudieron ruidosamente esta ejemplar demostración de solidaridad ciudadana. Esta verdadera muestra de empatía social, con familias que se desprendieron de una parte de sus salarios para comprar jugos, refrescos, regalos, galletas, dulces, piñatas, etcétera, a fin de que los hijos de los verdaderos policías del pueblo pudieran pasar un momento agradable. “Es un orgullo formar parte de esta sociedad que no se amedrenta ante una jaguara anciana que en su demencia senil sólo convierte en estiércol todo lo que toca”, señalaron.
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