En la tertulia cotidiana del grupo de don Julián, el tema central fue la gran respuesta ciudadana a la rebelión justificada y legítima de los soldados del reino.
“Ha sido un movimiento pacífico, ejemplar, contundente, que ha llamado la atención de la Nación entera, y que además, y quizá eso es lo más importante —filosofó don Julián mientras revisaba los encabezados de los principales medios de información— despertó la rebeldía de los habitantes de los viejos cacicazgos de Ah Kim Pech, Moch Cohuó y Ah Canul. Si antes nos tomaban como un pueblo pacífico, la percepción hacia los lugareños sin duda que se ha modificado”.
—“Pero hace falta más —terció doña Chela— porque parece que la gobernanta está sorda. No ha escuchado el clamor del pueblo, no ha visto la masiva respuesta ciudadana, ni ha leído las pancartas y carteles en donde la ciudadanía ha externado sin tapujos y sin temor, su sentir en este momento histórico que estamos viviendo”.
Los nativos que estaban reunidos, como cada tarde, bajo uno de los frondosos árboles del Parque Principal, asintieron con la cabeza en total coincidencia con lo expresado por doña Chela.
—“Entonces hay que hacer más ruido. Hay que romper los cristales del Palacio del Reino, hay que quemar las oficinas gubernamentales, hay que…”
El discurso de uno de los contertulios fue abruptamente interrumpido por don Julián.
—“¡No! Eso es lo que quiere la hija del Sátrapa Negro para justificar la intervención de las fuerzas federales contra el pueblo y contra los soldados rebeldes. El uso de la fuerza está latente en su diabólica cabecita desde el inicio del movimiento, pero sabe que estamos en campañas políticas, y que eso sólo daría más herramientas a los políticos opositores, para acabar con el partido en el poder. Nuestra protesta tiene que seguir siendo pacífica, pero hay que diversificar el método”, disertó.
Una lluvia de ideas se dejó caer de entre los asistentes. Unos propusieron iniciar un plantón permanente en Palacio, otros que se inicie la resistencia civil y que nadie pague impuestos al Gobierno espurio, algunas más, sobre todo las señoras, sugirieron sumar a la marcha convocada para el 13 de abril, el uso de sartenes y cacerolas para hacer ruido con ellas, mientras participan en la marcha.
—“Sí, hace falta que hagamos más ruido —coincidió don Julián— y hay que hacerlo en todos los Municipios para ver si ahora sí la caprichosa y arbitraria hija del Sátrapa Negro alcanza a escuchar esta rebelión popular sin precedentes en nuestra historia vernácula. Hay que hacer más ruido, mucho más ruido…”, sostuvo.
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