Con ayuda de la Policía Estatal (PE), familiares y amigos rescataron a cuatro personas, incluyendo una joven, del anexo “Cuatro Gigantes del Alma” de Villas del Río, donde señalaron que los “padrinos” propinan golpizas, vejaciones, amenazas de violación a mujeres, hacinamiento, entre otros abusos a los derechos humanos.
Llevaban semanas sin poder verlos con el argumento de que debían esperar tres meses, primero como parte de su “proceso” de rehabilitación. Aparentemente, los golpeaban y denigraban en “terapia de choque”.
“Tienen luz verde, se la pueden coger; si sales te voy a buscar y te rompo tu ma…”, son algunas de las intimidaciones que parafrasearon y que recibieron tres mujeres y 87 hombres, que estaban en predio de dos pisos ubicad en la calle Río Champotón entre avenida Francisco I. Madero y Río Usumacinta, administrado por “Francisco” y Alexander P.
A pesar de la pandemia, los mantenían amontonados en cuartos, incluyendo a las féminas, con camas rotas y colchones llenos de ácaros, algunos dormían en el suelo; afirmaron que en una ocasión no se bañaron por mes y medio ante la falta de agua.
Además acusaron que sus parientes les llevaban despensa pero sólo comían arroz y avena sancochados por la mañana; por la tarde, cuatro tortillas y lentejas, y solamente quienes pagaban entre dos mil y cuatro mil pesos por su “ingreso” les daban privilegios.
“A mí y a siete más nos agredieron, porque supuestamente estábamos planeando fugarnos, cuando llegué por mi voluntad; me rompieron cuatro costillas, el tabique y me dejaron cicatrices en la cabeza”, refirió Luis Gregorio, quien afirmó haber estado inconsciente por 20 días sin recibir atención médica.
“Si maltratan mucho. Les pegan, les tapan la cara y no se pueden defender”, reafirmó Albert Román, originario de Hopelchén.
“Cuando ha llegado alguna autoridad suben a todos en un cuarto y los encierran y sólo revisan en la parte de abajo. Nunca he visto que les den alguna mochada, para que voy a difamar a alguien, pero así funciona esto”, indicó Luis Gregorio.
Romana Luna Magaña, cuyo esposo logró salvar, refirió: “Que quede claro, si algo le sucede a Orlando, los hago responsables a ellos, porque al rato lo encuentran y lo van a mad… y lo van a jo…, porque esa es la ley de aquí”.
Con ella acudió Alberto Román Luna Magaña —exinterno—; Karla González Pool, quien sacó a su sobrina, y Luis Gregorio Hernández González, que acompañó a los parientes de su amigo Adrián, a quien prometió ayudar un día antes —domingo seis de marzo—.
Pese a la movilización de la PE no hubo detenidos; los oficiales aconsejaron a Romana de continuar con su querella —que ya había interpuesto— ante el Ministerio Público, y al resto de los afectados los invitaron hacer lo propio.
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