Aún no empiezan las campañas y faltan poco más de cuatro meses para el día de los comicios, y en Campeche ya está en todo su apogeo la compra masiva de conciencias y de votos.
Lo disfrazan de programas sociales destinados a los sectores más vulnerables o se camuflagean en la figura de nuevas ‘adhesiones’ a Morena, como la diputada candelarense Teresa Farías, que hizo su berrinche porque no le dieron la candidatura a la Alcaldía por MOCI, y se pintó de guinda. Claro, con unos cuantos pesitos más a su cuenta.
Ya hemos escrito aquí que los viejos líderes del priísmo, esos mismos que operaron la derrota de Layda en 1997, porque estaban en la nómina tricolor, ahora suenan sus matracas a favor de los candidatos de Morena.
Eddy Narváez, compadre de Tony González Curi y Marianita Yam Barahona, por citar dos casos, que en el anterior discurso laydista eran “mapaches electorales” y que ahora son operadores morenistas que se ganaron el cielo y… las prebendas del poder.
¿Y el cambio? ¿Y la transformación? Patrañas…
Sólo hay que decir que es la misma estrategia con los liderazgos de colonias populares de Ciudad del Carmen, con los líderes naturales de las comunidades rurales, y con todo aquél que en algún momento haya sido un activista sobresaliente para el PRI.
Como si no recordaran que la debacle electoral del tricolor se recrudeció precisamente, porque los líderes de colonias y comunidades rurales se clavaban el dinero que les mandaban para la compra de votos, para los tacos de cochinita, los cartones de cerveza y las despensas. Son los mismos y harán lo mismo, solía decir el popular Edilberto Jesús “Mala Suerte” Buenfil Montalvo, que en paz descanse.
Pero no es la única estrategia. Desde hace dos semanas, la gobernadora y su equipo de mapaches han encabezado eventos en las comunidades rurales para entregar obra pública —que en realidad son parques a los que le dieron una “manita de gato” o que repintaron—, o bien domos que se construyeron al vapor por constructoras que tuvieron que repartir moches de hasta 30 por ciento, por lo que les quedaron bagatelas para terminar la “obra”.
En esos eventos se sortean motocicletas, pero para que la gente pueda participar en las rifas, tienen que dar sus datos personales a fin de que sean monitoreados para el proceso que se avecina.
Además, van a repartir mil 27 refrigeradores de aquí a marzo y entregarán mil 150 apoyos de a 35 mil pesos por familia, como parte del programa (federal por cierto) “por una mejor vivienda”.
O sea, están arrojando migajas del multimillonario presupuesto estatal, para recuperar simpatizantes, para amarrar votos, para evitar ser derrotados. Lo mismo que hacían los gobiernos “de antes”.
¿Y la 4T?
Sepultado en el basurero de la historia.
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