NO HAY UN IMPACTO SIGNIFICATIVO EN LOS PATRONES DE CONSUMO
CIUDAD DE MÉXICO (El Universal).— El primero de octubre se cumplieron dos años de la entrada en vigor de las nuevas reglas de etiquetado de la Norma Oficial Mexicana (NOM-051), la cual llenó de octágonos negros los empaques de botanas, refrescos, pan, golosinas y demás alimentos y bebidas.
La medida tiene como propósito disminuir el consumo de productos con gran contenido calórico ante los altos niveles de obesidad en el país, pero sus efectos han sido mínimos, dijeron empresarios y expertos consultados por El Universal.
En su opinión, la inflación ha sido más efectiva para limitar las compras de comida chatarra que la nueva norma.
“No hay un impacto significativo en los patrones de consumo a raíz de la implementación de la norma. Los cambios que vemos son por incrementos de precios”, resaltó Juan Carlos Jouve, director de servicio al cliente y nuevos negocios en Kantar WorldPanel.
De acuerdo con la empresa londinense, en la parte más complicada del confinamiento por la pandemia y en el regreso a actividades presenciales, los mexicanos dejaron de comprar algunos productos con alto contenido calórico en la calle para recibirlos directamente a domicilio.
Sin embargo, reconoció efectos positivos de la nueva NOM-051, debido a que los consumidores reclasificaron y voltearon a ver productos más sanos, principalmente por el impacto visual que tienen los sellos, lo que obligó a la mayoría de las industrias a reformular y presentar opciones bajas en calorías y azúcares.
Kantar señaló que los hogares mexicanos están disminuyendo su consumo debido a la inflación récord, lo que seguirá transformando la canasta de alimentos en el corto plazo.
“Sí se han disminuido la cantidad de productos que se consumen más y son aquellos alimentos que tienen un incremento de precio que está por encima de la inflación. Por supuesto que hay un componente de precio que va a seguir jugando a futuro en cuanto al desarrollo de categorías y dirección de los productos”, indicó.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó que la inflación nacional llegó a 8.8% en la primera mitad de septiembre, pero la comida chatarra subió más de precio.
El pan dulce empaquetado se disparó 25.8% y fue la mayor alza en más de 25 años. Las galletas dulces se encarecieron 15%, un máximo en 22 años. El precio de las papas fritas se incrementó 11%.
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