Mariano Espinosa Rafful
Miramos el mundo una sola vez, en la infancia. Lo demás es memoria.
—Louise Gluck.
Los pronósticos no cambiaron, dentro y fuera del movimiento, que muchos afirman todavía no se ha convertido en partido político, pero funciona como tal; daban por descontado que todo estaba dispuesto para que quien siempre estuvo arriba en las encuestas, dentro y fuera de Morena, fuera nombrada coordinadora, lo que es lo mismo que precandidata a la Presidencia de México 2024-2030.
En un ejercicio poco claro, donde faltó transparencia, reclamada por el equipo de Marcelo Ebrard, quien siempre encabezó quejas, que se tradujeron en protesta el miércoles al conocerse a la ungida.
Un excanciller que hoy por hoy podría desmarcarse de los acompañamientos de López Obrador, quien no brindó las condiciones desde Palacio Nacional para hacer notar piso parejo en una contienda de poco más de 70 días entre dos contendientes, los demás fueron parte de un juego desde el poder presidencial.
Las definiciones de quien podría gobernar este país a partir de los resultados de la elección de junio del 24, tendrán que pasar por las fuerzas políticas discordantes, y que tendrán que irse alineando, para competir contra el monstruo que siempre ha sido el aparato desde el Gobierno, desde sus programas sociales con el sesgo de los colores partidistas.
Hemos sido testigos de las disputas en las declaraciones con Dante Delgado y sus piezas, no peones, sino verdaderos alfiles convertidos en torres infranqueables para un amasiato que no está lejos de concretarse, el primer guiño fue el Estado de México y la no competencia con candidato.
Se trata de ganar-ganar, aunque no exista estructura partidista, como las rémoras del Partido del Trabajo, con el dueño de las siglas, incrustado en las suertes de negociador de plurinominales, como el mismo Verde Ecologista, este último elitista por cierto.
Y se preguntarán dónde quedan los tres del Frente Amplio por México, les alcanzará para competir con Xóchitl Gálvez, o estarán a la espera de una revuelta morenista de diputados federales, senadores y alcaldes, quienes se cargaron del lado del exjefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, quien deberá ser congruente entre lo que dice y lo que hará en los próximos días, políticamente correcto.
Especulamos los mexicanos, porque bien dicen que el exceso de información confunde, un dato; había circulado la versión que se retrasaba el anuncio de Morena con un gobernador en funciones de empleado partidista, porque Mario Delgado carece de credibilidad al interior del movimiento, de un aplazamiento de cuatro días para conocer el resultado de las encuestas.
Los dardos siempre estuvieron cargados de un solo lado, tan es así que desde el PAN, PRI y PRD, bajaron a Santiago Creel, quien era la carta fuerte para ser el abanderado en la próxima elección; había que confrontar entre el mismo perfil feminista, una científica egresada de la UNAM, contra una empresaria forjada desde abajo, en la vendimia de gelatinas, entre otros distractores de menor cuantía.
Esperemos acontecimientos que cimbrarán cimientos de partidos políticos, no muy robustos hoy, pero en el ojo de un huracán de dimes y diretes al por mayor, donde Dante Delgado se llevará la mejor tajada del pastel electoral, Veracruz se cocina a fuego lento a favor de Manuel del Río Virgen, exdiputado federal por Convergencia 2006-2009, y pieza clave en el equipo de Ricardo Monreal, quien hacía notar su enojo en el templete del World Trade Center hace un par de días.
Este es un primer recuento de los daños no previsibles desde una gran herida en Morena, al perder el control desde el poder, en las definiciones para 2024, por falta de operadores con credibilidad y respeto partidista.
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