Manuel R. Gantús Castro
Para las familias Acosta y Acosta Alcalá.
Con cariño.
Conocí a Carlos Miguel, Carlitos de cariño, cuando el Ing. Ricardo Hernández, director de Novedades, me lo presentó como el jefe de Redacción de ese periódico, en el que empecé mis intentos de escribir estimulado por ambos y también por Óscar Alberto Pérez, alias el Campe.
En esa misma época, finales del sexenio del Lic. Rodríguez Barrera, escribían también Ramón Tun y otros cuates que desafortunadamente no recuerdo sus nombres.
Carlitos resultó, junto con el Ing. Hernández, de básica ayuda para mis intentos de escribir.
En esos años mi amistad con Carlos Miguel fue creciendo con el tiempo y llegó a ser de mis preferidos cuates y al que no sólo nos unía el periodismo sino también la lectura y la música y nuestras preferencias políticas respecto a Cuba, Nicaragua y otros países.
Pasando el tiempo empezamos a juntarnos con la excusa de un café acompañándonos el Ing. Hernández, Calín Cárdenas, el Campe, Bravo, Espadas, el Muñe, Ramón Tun, Alex Macgregor (sólo en el periódico).
En lo que a mí respecta, Carlitos siempre fue pródigo en la ayuda en el periodismo y sus consejos muy bien aceptados.
Se nos ocurrió un buen día la idea de que cada quien escribiera un cuento o poesía para intentar su publicación…
Para iniciar esos deseos, Silvia Molina nos aconsejó al respecto dada su experiencia en los talleres de escritura y así nos aventamos para editar
nuestro primer colectivo, al que Carlos Miguel sugirió el nombre de “Diez más Uno”, y él diseñó la portada, pues entre sus cualidades también estaba la pintura y el diseño.
El segundo intento se llamó “Como en Botica” y la portada fue de Carlitos también.
Y pasaron los años, muchos años, y así también nuestra amistad se afianzó y aunque por las vueltas que da la vida nuestros caminos se apartaron un algo pero nunca la bifurcación fue importante…
Siempre nos hablábamos para comentar, por ejemplo, respecto al último disco de Alberto Cortez, o el de la trova cubana, o el de Mejía Godoy de Nicaragua, o el de la Cantora Mercedes Sosa, o el de Joan Manuel Serrat…
Cuando me atreví a publicar uno de mis libros, “Intentos”, él me diseñó la portada.
Cuando nos encontrábamos espontáneamente, la plática se extendía en camaradería sincera y entrañable.
En este último año su salud se vio afectada y desgraciadamente para muchos, nos dejó en el camino…
Cuando nació mi hijo Manuel, al yo comentárselo, rápidamente me dijo: ya sé el nombre que le pondrás: Sismo Vendaval… porque nació el día del terrible temblor en la Ciudad de México. Y así, cada vez que nos saludábamos, era obligada la pregunta por el estado de “Sismo Vendaval”…
Cómo alguien que siempre escribía al morir un personaje, el consabido “Bonohmia y don de gentes” y que criticábamos, buenamente; qué íbamos a pensar que, ahora sí, esa apología era verdadera mi muy querido Carlitos.
Vale.
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