HOPELCHÉN.— La pandemia del Covid-19 desintegró al circo “Hermanos Martinz”, único espectáculo campechano que existía hasta hace un par de años, y cuyos más de 40 integrantes no han podido recuperarse ni de la separación familiar ni de la crisis económica.
En 2020, por indicaciones de las autoridades de salud, suspendieron funciones para evitar aglomeraciones y contagios. En ese entonces estaban en la comunidad de El Naranjo, en Candelaria.
“Desde entonces buscamos otras alternativas de empleo, como pescadores, pintores, choferes y albañiles en municipios de Yucatán y Campeche. Éramos tres hermanos y sobrinos con familias, así como empleados, unas 40 personas aproximadamente, recordó David Pereira, el payaso “Cascarita”.
La crisis se prolongó y vendieron una casa. Parte del dinero fue para pagar el transporte e ir en busca del circo en El Naranjo. “Lamentablemente, cuando llegamos al poblado, vimos que habían robado equipos de sonidos, sillas, luces, fajas para requintar la carpa, televisión, trajes y computadoras, entre otros, además de que tráileres, remolques y camerinos habían sido dañados”.
SOBREVIVEN
En meses recientes crearon en la comunidad de Dzibalchén el pequeño espectáculo “Fanyzon”, integrado por 10 personas.
El circo “Hermanos Martinz” era nuestro modus vivendi y durante décadas llevó alegría a toda la Península de Yucatán, mencionó.
Finalmente, dijo que en el periodo difícil recibieron de la gente comida, despensas y otras cosas, pero la ayuda de las autoridades estatales nunca llegó.
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