Alejandro Moreno (*)
A partir del 1º de enero próximo, la clase trabajadora en México se verá beneficiada con el aumento de 20% en el salario mínimo, como resultado de los acuerdos alcanzados en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) y fruto del diálogo entre el Gobierno, el sector privado y los representantes de trabajadores.
Desde 2016, las y los empresarios han buscado, en el marco de una “Nueva Cultura Salarial”, recuperar el poder adquisitivo del salario, con el objetivo a largo plazo de que para 2026 sea suficiente para adquirir dos canastas alimentarias y no alimentarias. Esto implica que el ingreso de dos personas empleadas en la formalidad alcance para dar sustento a una familia de cuatro integrantes.
A diferencia del Gobierno de Morena, que no tiene dirección ni propósito, en el ámbito laboral se observa una clara línea de conducción para los siguientes años, con objetivos claros y alcanzables, basados no en el dispendio ni la ocurrencia, sino en el fruto del trabajo esforzado de casi ocho millones de trabajadores registrados en el IMSS.
Es crucial que en 2024 este esfuerzo patronal se fortalezca con el compromiso y la visión del nuevo Gobierno, emanado de la democracia ciudadana, capaz de garantizar la justicia social que anhelamos en México.
De esta forma, el salario mínimo general pasará de 207.44 pesos a 248.93 pesos, mientras que en la frontera norte aumentará de 312.41 a 374.89 pesos, superando en ambos casos el índice inflacionario.
A pesar de intentos de atribuir este logro al Gobierno Federal, es importante destacar que este avance es resultado del impulso proveniente del sector privado, cuyo esfuerzo contribuye significativamente a abatir la desigualdad económica persistente en México y cerrar la brecha entre ingresos de las y los trabajadores y los costos de vida.
Desde el PRI, respaldamos comprometidamente el objetivo planteado por el sector empresarial, reconociendo que se busca alcanzar una sociedad más equitativa y crear un entorno propicio para el desarrollo sostenible, beneficiando no sólo a la clase trabajadora sino al desarrollo social y económico del país.
Para asegurar el éxito de este aumento, el Gobierno debe abordar proactivamente los desafíos pendientes, dejando de lado enfoques reactivos y brindando apoyo decidido a emprendedores, así como proporcionando apoyos institucionales a las micro, pequeñas y medianas empresas en México. En este sentido, es crucial que el oficialismo asuma un papel proactivo. Si no lo hace, ya viene la nueva portadora de la esperanza en nuestro país: Xóchitl Gálvez Ruiz.
(*) Presidente nacional del PRI.
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