Los sobrevivientes pasaron la noche a la intemperie en las montañas
MARRUECOS (Reuter).— Los sobrevivientes del terremoto de Marruecos se acurrucaron para pasar la noche a la intemperie en las montañas del Alto Atlas ayer, un día después de que el terremoto más mortífero en décadas mató a más de 2 mil personas y arrasó con pueblos.
Los vecinos seguían buscando supervivientes enterrados en las laderas, donde las casas de adobe, piedra y madera se abrieron en canal y los minaretes de las mezquitas se derrumbaron por el sismo, que sacudió el país a última hora del viernes.
La histórica ciudad vieja de Marrakech también sufrió grandes daños.
El Ministerio del Interior informó de que 2 mil 12 personas habían muerto y otras 2 mil 59 habían resultado heridas por el sismo, de magnitud 6,8 y epicentro a unos 72 kilómetros al suroeste de Marrakech, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
En el pueblo de Amizmiz, cerca del epicentro, los equipos de rescate recogían escombros con sus propias manos. La mampostería caída llenaba las estrechas calles. En el exterior de un hospital, una decena de cadáveres yacían cubiertos con mantas y acompañados por sus familiares.
“Cuando sentí que la tierra temblaba bajo mis pies y la casa se inclinaba, corrí a sacar a mis hijos. Pero mis vecinos no pudieron”, dijo Mohamed Azaw. “Desgraciadamente no se ha encontrado a nadie vivo de esa familia. Encontraron muertos al padre y al hijo, y siguen buscando a la madre y a la hija”.
Los equipos de rescate se encontraban sobre los suelos destrozados de un edificio de Amizmiz, con trozos de alfombra y muebles sobresaliendo de los escombros.
Había una larga cola ante la única tienda abierta mientras la gente buscaba provisiones. Para subrayar las dificultades a las que se enfrentan los equipos de rescate, las rocas caídas bloqueaban la carretera que une Amizmiz con un pueblo cercano.
Casi todas las casas de la zona de Asni, a unos 40 kilómetros al sur de Marrakech, resultaron dañadas, y los aldeanos se preparaban para pasar la noche a la intemperie. La comida escaseaba, ya que los tejados se derrumbaron sobre las cocinas, dijo el aldeano Mohamed Ouhammo.
Montasir Itri, residente de Asni, dijo que se seguían buscando supervivientes.
“Nuestros vecinos están bajo los escombros y la gente está trabajando duro para rescatarlos utilizando los medios disponibles en el pueblo”, dijo.
El pueblo de Tansghart, en la zona de Ansi, en la ladera de un valle donde la carretera de Marrakech sube hacia el Alto Atlas, fue el más afectado de todos los que vio Reuter.
Las casas, antaño bonitas y aferradas a una ladera empinada, se abrieron en canal por el terremoto. A las que seguían en pie les faltaban trozos de pared o yeso. Dos minaretes de mezquita se cayeron.
Abdellatif Ait Bella, un jornalero, yacía en el suelo, sin apenas poder moverse ni hablar, con la cabeza vendada por las heridas causadas por la caída de escombros.
“No tenemos casa adonde llevarlo y no tenemos comida desde ayer”, dijo su esposa Saida Bodchich, temiendo por el futuro de su familia de seis miembros, con el único sostén de la familia tan gravemente herido. “No podemos confiar en nadie más que en Dios”.
El pueblo llora ya la muerte de 10 personas, entre ellas dos adolescentes, según un habitante.
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