Jesús Zambrano (*)
Por definición, la “dictadura” es la concentración de todo el poder de un país en un solo individuo, la eliminación del papel de los otros poderes, la violación absoluta del Estado de Derecho y el desconocimiento de todos los derechos políticos y sociales del conjunto de la población, bajo el argumento de un supuesto “interés nacional” y hasta “por razones de seguridad nacional”.
Los acontecimientos de los últimos días en México revelan que se ha acentuado la propensión autoritaria del Presidente de la República a violar la Constitución y las leyes.
La detención del fiscal general de Justicia de Morelos, con la presencia ostentosa y alarmante de policías y fuerzas militares, es la demostración de que nos encontramos en un nuevo nivel de graves violaciones gubernamentales a la Constitución.
No juzgo sobre si el Sr. Uriel Carmona es o no responsable de los hechos que se le atribuyen por los gobiernos Federal, de la CdMx y de Morelos; lo que afirmo es que esta persona tiene fuero constitucional que protege su función, su papel como Ministerio Publico de Morelos y que, si se le quiere juzgar y condenar por cualquiera causa, debe procederse conforme a lo establecido en nuestras normas legales y constitucionales, no a petición o por capricho de alguien, por las razones que sean.
El precedente que se sienta es que, a partir de ahora, cualquier funcionario, diputado o senador, mujer u hombre opositor, puede ser detenido sin el juicio correspondiente por órdenes gubernamentales, a través de algún juez incondicional al Poder Ejecutivo del país. Esa es la ruta para el establecimiento de una dictadura, como sucedió en Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Este ominoso y siniestro mensaje, se reafirma por AMLO al saludar dicha detención con la participación de las Fuerzas Armadas federales. No es “un hecho más”, ni un asunto menor.
Podría decirse que, afirmar lo anterior es una exageración; pero no estamos ante un hecho aislado. Los ataques gubernamentales sistemáticos contra las y los aspirantes de la oposición —a conducir la construcción nacional del Frente Amplio por México— a pesar de resoluciones judiciales que lo prohíben, son parte de esta atmósfera persecutoria del obradorismo. Es la reiteración de una decisión de no respetar a las instituciones, y es el peligroso preámbulo de que, para las elecciones del 2024, harán todo lo que puedan para mantenerse en el poder, a costa de lo que sea.
Quieren efectuar unas elecciones de Estado.
En ese mismo tenor, el Presidente ha advertido que denunciará al juez que otorgó un amparo a la senadora Xóchitl Gálvez, a fin de que —desde Palacio Nacional y con recursos públicos— deje de manifestarse indebidamente contra ella como aspirante del frente opositor.
Todos son parte de una estrategia integral según la cual, Morena y sus aliados deben gobernar por muchos años más para hacer realidad su “proyecto de transformación profunda”. La llamada “cuarta transformación” la conciben como una “verdadera revolución” que subvierte y reestructura absolutamente todo. Y, a la luz de los hechos, no ha sido para bien.
Es una locura mesiánica; pero ellos piensan que es correcta, posible y preciso realizarla, supuestamente para acabar con los “privilegios” y hacer “más justa” nuestra sociedad. Una equivocada concepción de la realidad.
De esa estrategia, también forma parte todo lo que están haciendo con los libros de texto gratuitos ya que, violando mandatos judiciales para impedir su distribución, el Gobierno ha decidido no detenerse y resguardar durante cinco años, “por razones de seguridad nacional”, las bitácoras sobre las supuestas reuniones de trabajo que llevaron a decidir los contenidos.
La verdadera razón es que quieren imponer, desde abajo, en nuestra niñez, su errónea concepción del mundo. De ese mismo esquema, forman parte los ataques a reconocidos comunicadores y comentaristas, a fin de atemorizarlos y callarlos, así como la amenaza presidencial de desaforar a los magistrados del Tribunal Electoral por haberle prohibido que ataque a los opositores del Frente Amplio por México.
No admiten en Palacio Nacional, que se ponga en riesgo la continuidad del destructivo proyecto morenista en el 2024.
Así pues, aceleradamente, AMLO está pavimentando el camino hacia la dictadura y hay que detenerlo. La oposición y la sociedad mexicana tenemos que continuar trabajando juntos para impedirlo.
(*) Dirigente nacional del PRD.
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