Este fenómeno llegará con concentraciones bajas a la Península de Yucatán, del 13 al 17 de este mes, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Aunque puede ocurrir en cualquier temporada, es más común durante el verano, dependiendo de las condiciones en el desierto africano.
A finales de junio a veces es impulsado por los vientos que levantan la arena del desierto del Sahara y la transportan a través del Atlántico, para cubrir países del Caribe y la Península yucateca.
Este polvo rojizo provoca la disminución en la visibilidad, dando la apariencia de un día nublado. Contiene nutrientes que por una parte beneficia a la vegetación, pero por otro puede ser perjudicial para los arrecifes de coral.
Para la mayoría de la población no representa riesgo grave, pero puede afectar a personas con problemas respiratorios, como el asma, ante lo cual se recomienda el uso de cubrebocas para no inhalar las partículas de polvo.
Tiene como principales fuentes las regiones áridas de África septentrional (donde se ubica el desierto), la península arábiga, Asia central y China, ese evento de contraste entre lluvias, viento y polvo, generará atardeceres naranjas-rojizos.
El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) detalló que este polvo llega a suelo mexicano por las tormentas de arena y polvo, que son comunes en regiones áridas y semiáridas.
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