Enrique Pastor Cruz Carranza
Fue hace cuatro años, un 10 de junio cuando la esperada obra para suplir al caduco “Puente de la Unidad” que une la Isla del Carmen en Puerto Real con Isla Aguada, fue entregada para servicio de conectividad en el sureste de México y mantener la fluidez de comunicación, comercio, turismo y servicios puestos en riesgo por el deterioro del original con vida útil vencida.
De la misma manera que después de una gran tragedia con el hundimiento de la panga aquella noche obscura del 22 de agosto de 1980 la tormenta cumpliría la advertencia, cuando la tragedia enluta centenares de familia por la criminal negligencia, los carmelitas recibimos esta obra durante el gobierno del Ing. Eugenio Echeverría Castellot, siendo presidente José López Portillo.
Igualmente resultó un evento inolvidable recibir al final del sexenio (24 de noviembre de 1994 ) de Carlos Salinas , el puente de “Jorobado de Nuestra Señora del Carmen” Carmen-Zacatal, considerado entonces en el más extenso no sólo en la República Mexicana, sino de Latinoamérica siendo gobernador Salomón Azar y presidente municipal mi amigo José Jáber Rafful.
Es importante recordar que siendo niño, Carlos Salinas de Gortari había conocido las vicisitudes de quedarse sin cruzar de Zacatal al Carmen acompañado de su señora madre.
Una noche que mis paisanos nunca hubiéramos querido que se terminara, cuando casi hipnotizados por la emoción de ver la magna obra, fue recorrida innumerables veces en su ruta de ida y vuelta, como tratando de confirmar que no era un sueño colectivo, sino realidad de concreto, barrilla y palabra cumplida con Carmen de un bien nacido.
Nuestro “puente paralelo” que recién cumplió su aniversario, fue proyectado en la gestión de Felipe Calderón, siendo Fernando Ortega gobernador y Suárez Coppel director de Pemex, quienes realizaron —coludidos con la empresa Trafeco— un colosal, grotesco e impune fraude, demostrado su desprecio a la probidad, robándose todo el presupuesto y dejando un escenario de impunidad sin precedentes.
Fue el gobernador Alejandro Moreno Cárdenas quien retomaría el proyecto de la obra, cabildeando insistentemente con el Gobierno de Enrique Peña Nieto para resarcir el proyecto de construcción y hacerlo posible, no sin antes enfrentar un sinnúmero de problemas arrastrados por la villanía que sin rubores se había producido por los impresentables ya citados.
Muchos fines de semanas pasamos mi eterna compañera de vida Gladys, mi nieto Quique haciendo sus labores de reportero, en el viejo Puente de la Unidad, y vimos cómo se recuperaba el proyecto de gran importancia con su persistencia característica de Alito. Se fue volviendo realidad para el bien de la región y una solución ante el inminente riesgo de una nueva tragedia de proporciones incalculables.
Fue el 10 de junio cuando el compromiso de Enrique Peña Nieto y Alejandro Moreno Cárdenas con los carmelitas se cumple, y de nuevo la palabra del Presidente de México con Carmen y la región fue una magnífica obra que nos da certeza de traslado y seguridad.
Eso sucede cuando un Presidente, hombre con palabra de honor sabe que, empeñarla es un acto de suprema congruencia, y no puede ser objeto de maniqueos, trucarla en politiquería, hipocresía y montajes.
Los hechos y las obras hacen la diferencia entre un Tartufo escalador que prometió frenéticamente, con gran demagogia, descentralizar las oficinas de Pemex al Carmen, mejorar los nefastos caminos de Candelaria, Escárcega, Palizada, el desvío de la Península de Atasta, las carreteras mortales de Isla Aguada, Sabancuy, sin cumplir con nada.
Feliz cuarto aniversario a nuestro “puente paralelo” Puerto Real-Isla Aguada, que evitará más atascos de mitómanos, trapecistas políticos lastre y farsantes sin pudor.
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