El peso de la culpa

Una muestra más de la desconexión que hay entre el llamado “Gobierno de Todos”, respecto a las prioridades del Estado. La lerda atención brindada a esta emergencia, confirma que esta Administración no está preparada para nada…

Que haya sido la gobernadora de Campeche, la nefasta e inepta Layda Elena Sansores San Román, la última en externar sus condolencias por el terrible accidente de la madrugada del pasado sábado, en que murieron entre 30 y 40 personas, entre ellos varios niños, tiene su razón de ser. Además de la indolencia en el ejercicio de su cargo público o su desvinculamiento de los acontecimientos que realmente importan, tuvo mucho que ver el peso de la culpa.

Mientras que el gobernador de Tabasco, Javier May Rodríguez, dispuso de todo el apoyo de su equipo para auxiliar a los deudos de las víctimas y se solidarizó con su dolor, en tanto que la quintanarroense Mara Lezama lo hizo pasado el mediodía, la senecta mandataria de Campeche se acordó de esa lamentable tragedia en horas de la tarde, pero sin atreverse a mencionar el deplorable estado en que se encuentran las carreteras de la entidad.

Fue la secretaria de Gobierno, Elisa Hernández Romero, quien simuló estar al pendiente de los acontecimientos. Alrededor de las tres de la tarde del sábado, unas 12 horas después de ocurrido el mortal accidente, informó que se trasladaría “al lugar de los hechos” para encabezar las acciones de apoyo a por lo menos 40 familias que perdieron a alguno o algunos de sus integrantes. Pero la exdiputada vándala sólo pudo llegar hasta Escárcega, donde ordenó al alcalde Juan Carlos Hernández Rath que se encargara de otorgar todo el apoyo. Ella fue a tomarse la foto y se regresó a Campeche a seguir disfrutando de su fin de semana.

Es una muestra más de la desconexión que hay entre el llamado “Gobierno de Todos”, respecto a las prioridades del Estado. La lerda atención brindada a este tipo de situaciones de emergencia, las ineficiencias en el equipo forense para la identificación de víctimas calcinadas y la torpe información brindada a los familiares de las víctimas y a la sociedad en general, confirman que esta Administración no está preparada para nada.

Si tuvo o no responsabilidad este Gobierno de Robos en el accidente ocurrido, es un tema que pudiera producir discusiones bizantinas e inútiles, pero desde hace más de un año, en este espacio y en otros medios de información se ha estado insistiendo en el mal Estado de las carreteras estatales y federales. La propia Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, ha presentado estudios que demuestran que en Campeche tenemos las peores carreteras del país, y lo único que al respecto ha hecho la inepta y farsante gobernadora, es culpar a otros de las omisiones propias.

Qué doloroso constatar que fueron personas inocentes las que han tenido que pagar las consecuencias de vivir en una Administración federal que redujo los recursos para mantenimiento y conservación de carreteras, para destinar esos fondos a la construcción de un proyecto faraónico, como el Tren Maya, que hasta el momento no ha cumplido con las expectativas. Qué penoso tener en Campeche a una gobernadora que no tiene capacidad ni para atender emergencias, y mucho menos gestionar recursos adicionales para tener carreteras medianamente transitables. Qué mortal ineptitud.