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EXPEDIENTE | CESE DE TOLEDO CONFIRMA EL DESGARRIATE DEL GABINETE

Aunque se intentó presentar el despido de Armando Constantino Toledo Jamit como “renuncia voluntaria”, la verdad es que el sinaloense salió como corcho de champaña de la Secretaría de Gobierno, como consecuencia lógica después de todas las maniobras y jugadas chuecas que le hicieron desde su llegada al cargo.

De entrada, a Toledo Jamit le cerraron todas las llaves del presupuesto. No tenía ni para la gasolina de sus “operadores políticos” en el Estado, le quitaron millones de pesos para asignárselos a Marcela Muñoz, le limitaron sus facultades y fortalecieron las de la guanajuatense, y sus recomendaciones debían tener el visto bueno de Gerardo “Seso Loco” Sánchez Sansores, el enfermo sobrino de la gobernadora por tanto consumo de opioides, para que pudieran ser atendidas.

Vistas así las cosas, la renuncia de Armando Constantino fortalece a esos dos nefastos personajes: Marcela Muñoz se erige como la figura fuerte en el gabinete de la inepta e ineficiente gobernadora, y su sobrino Seso Loco vuelve a tomar el control total de los asuntos políticos. Nunca se tuvo confianza plena en el anterior secretario de Gobierno, dados sus vínculos familiares con la senadora priísta Karla Toledo y sus presuntas amistades con el Gobierno Municipal de Movimiento Ciudadano.

Pudiera creerse que la intrascendente designación de Arturito Moo Cahuich como encargado de despacho de la Secretaría de Gobierno servirá para sellar herméticamente a este Gobierno y evitar filtraciones y traiciones, pero la propia Layda Elena dijo en su programa del martes pasado que es provisional el cargo que le confirió a su eterno cargamaletas, que otra persona se hará cargo de ese espacio que es y seguirá siendo un macetero. 

Y así fue. El jueves pasado, la farsante e hipócrita gobernadora designó como secretaria de Gobierno a su amiga Elisa María Hernández Romero, quien se diera a conocer como vándala graffitera que pintarrajeó las paredes del edificio estatal del PRI, sin que recibiera sanción por eso. Se le recuerda por haber construido su casa de playa apenas llegó al poder, y volvió a figurar como botarga de las llamadas “posadas del jaguar” en que derrocharon varias decenas de millones de pesos con propósitos electoreros.

Nos preguntamos si aceptó el cargo teniendo plena conciencia de que llegue quien llegue a la Secretaría de Gobierno estará sometido a la perversa y letal influencia del sobrino Seso Loco. Si no cumple, que vaya redactando su renuncia.

Por lo pronto hay que afirmar que este nuevo relevo en la Secretaría de Gobierno no habla bien de la solidez de esta Administración Estatal. Por el contrario, quienes están adentro saben que el “equipo” es un nido de víboras, en una competencia de intrigas y grillas baratas para ascender en el afecto de la anciana mandataria. Por eso es que no hay resultados.

Toledo Jamit intentó inmiscuirse en los asuntos inherentes a su encargo, pero siempre encontró oposición interna. Sea porque le negaban los recursos para la “operación política”, los cuales delegaron al Seso Loco, o porque nunca le dieron poder de decisión para resolver los asuntos que le planteaban. Cuando se dio cuenta que sólo estaba de adorno, pidió que lo relevaran, pero le pidieron esperar que terminara el año.

Una de sus últimas afrentas fue negarle recursos para organizar la posada de su Secretaría. Aunque programó el evento y se hicieron todos los preparativos, a escasas horas de su celebración le negaron los recursos, por lo que tuvo que cancelar todo y salir con la cara de Toledo a ofrecer disculpas a sus colaboradores y a quienes había contratado para que le proporcionaran el servicio.

Fue esa la gota que derramó el vaso, pues fue exhibido ante su personal como  persona carente del respaldo de su jefa, y sin el dinero siquiera para pagar la cena y comprar los regalos de sus colaboradores. Dicen que desde entonces dejó de aparecerse por Palacio y sacó sus cachivaches de su oficina.

La designación de Arturito Moo Cahuich como encargado provisional del despacho tampoco resultó sorpresiva. El exsenador sustituto fue sembrado como subsecretario de Gobierno con la finalidad de que se vaya compenetrando en los temas propios de esa dependencia. De hecho, en las últimas semanas del año pasado era él quien aparecía en las fotos oficiales, por lo que se llegó a especular que Toledo Jamit estaba enfermo.

Solamente dos días le duró la gloria. Su servilismo no dio para más. Y si bien es cierto que creció educado en la escuela sansorista de la docilidad y el servilismo, que sabe a quién rendirle cuentas, ante quién cuadrarse y a quién adular, al final terminó encontrándose con su triste realidad: para la mentirosa y represora Sansores, Arturito no tiene la capacidad suficiente para ocupar ese espacio, así que lo regresaron a su rincón. Pobrecito.

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