No deja de ser interesante el mensaje de Sansores ante estos nombramientos: para crecer en política, y en la 4T campechana, no hay que mostrar capacidad, ni preparación ni experiencia. Hay que ser servilista y matraquero…
No puede negarse que ha sido meteórica la carrera política de Elisa María Hernández Romero, quien desde el pasado jueves despacha como nueva secretaria de Gobierno, en sustitución del sinaloense Armando Constantino Toledo Jamit, y en reposición del más fugaz secretario de que hayamos visto: Arturo Moo Cahuich.
Lisa Hernández, como se hace llamar, era hasta finales del año pasado, una de las “cartas fuertes” del Sansorismo para la sucesión gubernamental. Por eso la metieron a la dependencia donde se regala dinero, despensas, refrigeradores, camas y títulos de propiedad. Pero las encuestas la ubicaron en su realidad: no va crecer más, y postularla a ese trascendental posición sería entregar Campeche a Movimiento Ciudadano.
Es gente de todas las confianzas de la senecta gobernadora, eso sí. Y lo será mientras no intente desplazar a Marcela Muñoz ni se atreva a enfrentar a Gerardo Sánchez Sansores. Podría concluir el sexenio en ese cargo si evita caer en los cantos de sirena que la siguen viendo como candidata. Lo suyo será concentrarse en las funciones propias de la Secretaría de Gobierno, y olvidarse de esas giras populistas que buscaban proyectarla.
Con su designación puede suponerse que se hizo un gran favor a Pablo Gutiérrez Lazarus. Ella era su “gran competidora” (según las mariguanadas de Seso Loco), y al bajarla de la contienda y subirla a despachar en el cuarto piso ante las constantes ausencias de la gobernadora, también se desplazó a Raúl Pozos Lanz, quien soñó con ser el sustituto de Toledo Jamit, para “resucitar” políticamente, pero el Seso le volvió a ganar la partida.
No deja de ser interesante el mensaje de Sansores ante estos nombramientos: para crecer en política, y concretamente en la 4T campechana, no hay que mostrar capacidad, ni preparación ni experiencia. Hay que ser servilista y matraquero, como lo ha sido Lisa, quien de cantinera y vándala subió a la segunda posición más importante en el organigrama del Gobierno del Estado.
Otro ejemplo de servilismo, lambisconería y sumisión es el nuevo secretario estatal de Bienestar, Esteban Hinojosa Rebolledo, a quien colocaron en una posición desde donde se manejan los programas sociales, sabedores de su nula proyección política. Es decir, el arrastrado champotonero no aspira a nada porque sabe que no ganaría ninguna elección. Lo pusieron en un espacio desde donde podrá dispersar los apoyos gubernamentales con criterios partidistas, para apoyar a otros aspirantes, y para que Morena siga lucrando electoralmente con la pobreza. Es de esperarse que con ese nuevo cargo, también se ausente su fastidiosa verborrea, del patético y ridículo programa de los martes…
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