Tribuna Campeche

Diario Independiente

Cabeza en juego…

El rostro inexpresivo, pero evidentemente contrariado de la presidenta Claudia Sheinbaum, cuando la obligaron a pronunciarse una vez más sobre el caso Layda Sansores-Jorge Luis Lavalle, confirma la reprobación oficial a esa absurda decisión, y anticipa que no se van a quedar así las cosas, sino que traerán consecuencias.

Con el pretexto de acudir a una reunión del Consejo Nacional de Seguridad en Acapulco, Guerrero, la corrupta y farsante gobernadora Sansores canceló el pasado martes su programa del jaguar, y de paso, evitó pronunciarse sobre ese escabroso tema. De haberse transmitido su bodrio, necesariamente tendría que haberle respondido a quienes se han pronunciado en contra. Entre ellas la propia Sheinbaum y la lideresa nacional de Morena, Luisa María Alcalde Luján.

Ese hecho le concede también un margen de maniobra de por lo menos una semana más para que se calmen las aguas, para que se clarifique el panorama, y para que se tomen decisiones congruentes, tanto para alinear la postura del Gobierno y de su partido sobre el tema, como para que la anciana gobernante campechana apechugue el golpe y admita que fue una torpe decisión la que tomó en el caso.

Está en juego entonces no solo la permanencia de Lavalle Maury en el gabinete estatal, sino incluso la continuidad del acuerdo judicial que le dictó arresto domiciliario, pues uno de los argumentos que esgrimió para que le concedieran su libertad parcial, fue que padecía de enfermedades mentales y que su salud estaba muy deteriorada por los 18 meses que permaneció encarcelado.

A la vista de los sucesos acontecidos, hoy puede afirmarse que nada de eso fue cierto y que si tiene perturbaciones mentales, los esconde a la perfección, pero que su rostro rozagante asegura que sus padecimientos físicos los ha superado y que por tanto, puede regresar a prisión sin que eso ponga en riesgo su vida.

Claro, se le puede conceder la libertad de negociar su “renuncia voluntaria” al cargo conferido por su amiga y ‘admiradora’ Layda Sansores, a cambio de que continúe su arraigo domiciliario, como una salida para acabar con ese escándalo innecesario armado por la —esa sí— afectación cerebral de su excompañera en el Senado.

Lo que no tiene solución es la mancha al Gobierno de la 4T en Campeche y en el país. Esa incongruencia de conferirle un cargo público a alguien identificado con el “espurio” Felipe Calderón, a quien ha sido marcado por la corrupción, el soborno y el chantaje y quien ha sido toda su vida enemigo político del expresidente López Obrador. 

Y es que ni el apapacho que le ha dado el senador Gerardo Fernández Noroña, a los también corruptísimos Yunez de Veracruz, trajo tantas muestras de repudio como esa injustificable decisión de la perversa e impresentable gobernadora de Campeche.

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