OTRA CORRUPCIÓN DE LAYDA.
Comentamos del lastre político en que se convirtieron tanto Alejandro Moreno en el PRI como Layda Sansores en Morena, y ayer nuevamente fueron vergonzosa noticia nacional. Donde haya corrupción salen a relucir sus nombres. Trascendió que la cínica, sinvergüenza, mentirosa y saqueadora Layda Sansores es parte del cártel inmobiliario que opera Morena en la CDMX.
En el debate en que participaron los candidatos a gobernar la Ciudad de México, Santiago Taboada, de la coalición PRI-PAN-PRD en la CDMX reveló que Anthea Sansores, sobrina de la goberladrona de Campeche, es propietaria de un edificio en Insurgentes, colonia Mixcoac, cuya irregular construcción pidió suspender, pero la solicitud fue denegada por ser sobrina de Layda Sansores.
Recordemos que Anthea Sansores es hija de Roba Dora Olvera, cuñada de Layda que opera el Patronato del Centro Histórico, que ha recibido más de 150 millones de pesos para modernizarlo, pero sus avances no se ven por ningún lado. Basta ver el parque principal de la capital, al que le dieron una mano de gato mal hecha y barata, por la cual cobró millones de pesos una empresa como si lo hubiera hecho nuevo. Lo corrupto y ladrón lo trae en las venas esa familia.
OTRA CORRUPCIÓN DE ALITO.
Ayer también corrió como pólvora la noticia de que la Fiscalía General de la República y la Contraloría Interna de la Cámara de Diputados investigan al dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, y al diputado federal champotonero Pablo Angulo Briceño, por filtrar y utilizar información confidencial de la Auditoría Superior de la Federación.
Según el semanario Proceso, la información usada por Moreno Cárdenas “era parte de expedientes a los que tenía acceso su amigo y protegido, Angulo Briceño, en su calidad de presidente de la Comisión de Vigilancia de la ASF en la Cámara de Diputados”. La información filtrada a la que se hace referencia es la denuncia federal contra el fiscal Renato Sales Heredia, por sustraer y usar indebidamente equipos para espiar a periodistas y adversarios políticos, valuados en 807 millones de pesos.
Cierto es que Alito y Angulo deben ser investigados, pero Renato Sales ya debería estar en la cárcel por robarse ese equipo con el cual el sobrino drogadicto y acomplejado de la corrupta, ladrona, cínica y mentirosa Layda Sansores, espía a los campechanos. Como bien comentamos al inicio, tan podrido uno como la otra, que han puesto el nombre de Campeche por los suelos
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