La jubilada de Pemex manifestó que el personal le dijo que firme la alta voluntaria, por lo que tuvo que llamar a la ambulancia de la Cruz Roja y trasladarlo a otro hospital.
Convertido en un sitio de muerte para los trabajadores petroleros y sus familiares, está convertido el
Hospital General de Pemex, pues la falta de supervisión de los directivos genera que el personal sea ajeno al dolor de los derechohabientes, que ni por llegar con una urgencia son atendidos, bajo el pretexto que no hay equipos, especialistas y ni medicamentos.
La jubilada Mariela Acosta Azcorra, ventiló una serie de problemas que hay en el interior de nosocomio, que pese a que presumen se trata de un recinto de primer nivel de atención, está muy lejos de serlo, pues equipos como el barómetro carecen de pila para atender a los pacientes que llegan por una urgencia.
Detalló que para ella no es nuevo ver como el personal del nosocomio es inmune a la falta de bienestar de los derechohabientes, pues en los 27 años que lleva de laborar en el mismo, le tocó ser testigo de nula atención y de pérdida de vidas humanas, denuncias que hizo en su momento y que la llevaron a ser removida de su cargo, por la apatía del entonces director Víctor Luna Marroquín.
Dijo que la denuncia pública la hizo, luego de que el pasado jueves su esposo sufrió una caída en el interior de su domicilio de una altura aproximada de dos metros, lo que le generó una herida en la cara, además el pecho le dolía, tenía un dedo de la mano derecha lacerado, así como el codo, por lo que tras la experiencia de dos horas de pésima atención.
Es imposible decir que el Hospital de Pemex es de primer nivel, manifestó.
“Los médicos nunca pudieron hacer una orden para Rayos X porque no servía el equipo, según la doctora ‘Donaji’ quien trabajaba con toda flojera del mundo, pues jamás lo revisó, las enfermeras, ninguna fue capaz de regalar un segundo para tomar signos vitales, la que entraba al turno su barómetro no tenía batería”.
“Jamás limpiaron heridas, hicieron nada en dos horas, necesitaba saber si había derrame por dentro o fractura, es una vergüenza que digan que los servicios del Hospital General de Pemex están bien”.
Fue tanto el descaro del personal que le dijeron que firmara el alta voluntaria, por lo que tuvo que llamar a la ambulancia de la Cruz Roja y trasladarlo a otro nosocomio, pero cuando le pasaron el documento, con puño y letra escribió, “nos vamos después de dos horas de pésimo servicio”, manifestó.
“Enseguida me dijeron que ya servía el aparato de Rayos X, entonces, no era el aparato, es el personal flojo de toda esa guardia, no se dan cuenta que cuando dejen de tener pacientes, se les acaba el trabajo”
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