Miles de ciudadanos no pudieron ingresar al concierto de los Ángeles Azules porque los boletos se repartieron entre la gente leal a la Tía Rata, quien demostró una vez más, que le tiene pánico al pueblo.
“Dicen que el concierto de los Ángeles Azules fue un festejo retrasado por el Día del Empleado Estatal, ya que solamente acudieron los trabajadores del Gobierno del Estado, algunos burócratas leales de las dependencias federales y una gran cantidad de morenistas y sus familiares. No fue un baile para el pueblo sino un concentración de simpatizantes de la llamada 4T”, se quejó doña Chela durante la tertulia vespertina en el Parque Principal.
Una vez más, doña Chela estaba furiosa. Fue a hacer “cola” en las fechas y horarios que dijeron los organizadores, pero no alcanzó boleto, ya que éstos se “agotaron” en menos de media hora, lo que significa que hubo plan con maña para que al evento masivo no acudieran los ciudadanos libres y pensantes que no quieren a la Tía Rata.
Don Julián le concedió la razón. Algunos de sus nietos también fueron a hacer “cola” para obtener sus pases pero tampoco tuvieron suerte. En cambio, los empleados del Gobierno recibieron hasta cinco boletos cada uno, pero la consigna que les dieron a todos es que solo llevaran al baile a personas que no simpatizaran con el movimiento de los policías.
—“Es que el miedo no anda en burro y eso lo sabe la Tía Loca. De tonta se iba a meter a la boca del lobo y por eso es que aleccionó a su gente para que supervisara todos lo que iban ingresando al estadio. Ninguna pancarta, ningún megáfono, ningún cartelón con mensajes contra ella”, ilustró don Memín, el rechoncho aseador de calzados del Parque Principal.
—“Y es cierto —intervino otra vez doña Chela— todos perdimos la apuesta, ya que dijimos que no iba a ir la Tía Rata pero al final sí se asomó. Mandó a cerciorarse que no iban a estar los opositores, y fue hasta el último minuto que se atrevió a hacer acto de presencia acompañada de su candidata, la payasita de lentes que creyó que todos fueron al estadio a vitorearla, pero la gente ni la peló. Tan insignificante se ve, que nadie se acercó a saludarla, ni los propios morenistas que saben que es una chapulina, arribista y traidora”.
—“Pero el evento se hizo para promoverla eso está fuera de duda —añadió don Julián— la vieja bruja ordenó que se tapizaran los alrededores del estadio con propaganda a favor de la ‘heroína del amor’, con lo que incurrió en delito electoral”.
—Además —remató— es mala y llorona porque hizo lo mismo que le criticó al Chino Naranja que quiere ser senador. Recuerden que él y su gente organizaban el “mercadito naranja” donde vendían productos básicos a precios bajos, y solo porque en el evento colocaban algunos carteles con su foto, la gobernanta pidió a los consejeros electorales que suspendieran esos actos, y éstos obedecieron sin chistar, con lo que afectaron la economía de cientos de familias de escasos recursos”.
—“Es mala, llorona, chapucera y traidora —concluyó doña Chela— ojalá que se vaya pronto porque le está causando mucho año al Estado”, finalizó.
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