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Mentirosa

Layda Sansores cosecha lo que ha sembrado en tres años y medio de un Gobierno fallido, y lo peor es que su terquedad y obcecación en seguir haciendo todo mal, no le anticipan un final feliz…

Junto con la inseguridad, el desempleo y el desplome de la economía, la nula atracción de inversiones y el deterioro de los servicios de salud, ha incrementado también la percepción de que la senecta gobernadora Layda Elena Sansores San Román es una mentirosa.

Así lo presenta una encuesta realizada por Arias Consultores del 22 de diciembre de 2024 al 1 de enero de 2025, en que el 79 por ciento de los campechanos señaló que Sansores San Román no dice la verdad, lo que la coloca en el lugar 27 nacional en cuanto a confiabilidad. Sólo el 21 por ciento le cree.

Es una cifra importante por todo lo que ha hecho mal la represora mandataria y sin duda alguna que refleja una realidad apabullante para su Gobierno y para ella en lo personal. Refleja una ausencia de liderazgo, porque el pueblo no la respalda, una pérdida casi total de la confianza en ella y la despoja de cualquier autoridad moral, porque solo dos de cada 100 campechanos cree que sus acciones tienen veracidad.

Es una consecuencia lógica, vale la pena insistir, por todo lo que se sigue haciendo mal. Desde su ausentismo cotidiano de sus funciones como gobernadora, hasta su estilo personal de ejercer el poder, su proclividad a la venganza, el acoso, la persecución, la represión; sus desplantes de niña rica ostentando lujosas joyas y prendas en un pueblo con 80 por ciento de población en pobreza (45.1% son pobres, 9.6 % están en pobreza extrema y 35.5 en pobreza moderada según Coneval), y no se diga de sus decisiones arbitrarias y caprichosas que rigen con los postulados de la llamada (y fracasada) 4T.

Layda Sansores cosecha lo que ha sembrado en tres años y medio de un Gobierno fallido, y lo peor es que su terquedad y obcecación en seguir haciendo todo mal, traerá como consecuencia que la finalización de su Gobierno (si es que la dejan llegar), será de una polarización y confrontación con la ciudadanía que necesariamente tendrá saldos negativos para su partido en las urnas.

Estamos casi ciertos que esta percepción no la comparten ni la ensoberbecida Layda Sansores y mucho menos sus asesores. Pese a que todas las encuestas coinciden en lo mismo y presentan iguales resultados en la evaluación a la figura de la anciana mandataria, ni ella ni sus consejeros le dan valor alguno.

Pero la lectura que le da el poder central a estos resultados sí es rigurosa. No en balde ese trato frío que le ha dado de siempre Claudia Sheinbaum Pardo, ya está llegando a grados gélidos. El vaso de la paciencia está a una gota de derramarse.

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