Aunque pregone y jure que no ha afectado a los policías en paro, a la gobernadora Layda Sansores ya nadie le cree y el pueblo le va demostrar su repudio el próximo 2 de junio…
“No he hecho nada para perjudicarlos”, dijo cínicamente la corrupta y mentirosa gobernadora Layda Sansores, en su más reciente “Martes de la Rata”, en que festejó con bombo y platillos, que el Juzgado Primero de Distrito haya negado el amparo a los siete policías cesados por la Comisión de Honor y Justicia de su Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana, que encabeza la inepta, negligente, deshonesta y cobarde Marcela Muñoz Martínez.
Cobarde le decimos, no por su condición de género, si no en su calidad de secretaria de Protección y Seguridad que envió a un grupo de policías a un operativo en el penal de San Francisco Kobén sin los equipos de protección adecuados; porque puso en peligro la vida de “mujeres valientes”, a quienes ni siquiera se les dijo a dónde se les enviaba, y porque la guanajuatense se ha negado a aceptar sus culpas y por tanto a renunciar al cargo que le quedó muy grande.
No. A los campechanos no nos interesa su condición de mujer. Tampoco si es alta, delgada, guapa o fea, si se pinta las uñas o si se maquilla el rostro, el cual por cierto, ha recibido al menos dos cirugías estéticas con cargo al erario estatal.
Nos referimos a Marcela por su condición de servidora pública, que no ha dado resultados, que ha mentido, que ha abusado de su cargo, que ha incurrido en nepotismo y corrupción, que ha desviado recursos públicos para su provecho personal y que se ha beneficiado vorazmente de la posición.
Que ha abusado del cariño, afecto o pasión —sólo ella sabe— que le profesa la gobernadora, y que es la única razón por lo que se ha mantenido en el cargo, a pesar de los desastrosos resultados en el desempeño de sus funciones.
No deja de ser lamentable la actitud de la señora Sansores San Román ante el conflicto. Propagando mentiras para minimizar las culpas de su querida Marcela, y aseverando que “no ha hecho nada para perjudicar a los policías”, cuando todos los campechanos hemos sido testigos de las acciones de represión que ha ordenado contra los agentes sublevados, y contra al menos 65 mujeres valientes, a cuyas familias, de manera arbitraria y prepotente, dejó sin comer, al ordenar que les retuvieran sus salarios.
Cínica y mentirosa es esta gobernadora que lanza la piedra y esconde la mano. Que dispersa estiércol por todas partes, y que luego dice no saber de dónde procede el hedor.
Lo bueno es que el pueblo noble y sabio no le cree, y se lo demostrará en las urnas el próximo 3 de junio. Ya faltan pocos días para que se conozca el desenlace de esta historia…
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