Tribuna Campeche

Diario Independiente

En unos párrafos

Ernesto Castillo Rosado

La mala fe de Malavé

El diputado José Héctor Hernán prometió —al igual todos los morenistas—, hacer historia y lo cumplió. Tal y como reza aquel dogma obradorista, Malavé ya pasará a la historia como el protagonista del hecho más lamentable, bochornoso y vergonzoso del que se tenga memoria en el quehacer legislativo.


Resulta, hasta cierto punto normal, presenciar protestas al interior del Congreso del Estado, así como en las afueras del recinto parlamentario. Todos hemos sido testigos de innumerables episodios de todo tipo en ejercicio de la libertad de expresión, de asociación y de manifestación.


Lo que nunca antes habíamos visto es que algún diputado tratara, de manera enardecida, de reprimir alguna de estas protestas como lo hizo esta semana el trasnochado marxista campechano.


La vehemente agresión verbal de Malavé contra un “monje” y un grupo de católicos es de antología. Tanto que Ackerman ya debe estar incluyéndola como ejemplo práctico de adoctrinamiento en los cursos que imparte dentro de la Escuela de Cuadros de Morena.


Fuera de sus cabales, por decir lo menos, el también doctorante en educación humanística señaló de fascistas a los “monjes” que protestaban.


Ni el “Mosh” se atrevió a tanto durante el tiempo que duró el Consejo General de Huelga. Nuestro diputado hubiera estado gritando consignas en el rebautizado auditorio “Che Guevara” de Ciudad Universitaria.


Pero no conforme, ya montado en cólera y con un brazo izquierdo fuera de control, el aprendiz de Noroña sentenció que “la Iglesia Católica es adversaria siempre de todos los avances progresistas de la izquierda”, razón por la cual, les iba a cerrar las puertas del Congreso.


De ese tamaño su fanatismo y su prepotencia, que sólo se equiparan con el tamaño de sus complejos. La postura ideológica de Malavé no corresponde con su edad biológica, es más bien producto del adoctrinamiento.


Joven de edad pero viejo de mente, el legislador bolchevista se quedó en la época cuando Lenin mandó a colgar a sacerdotes y derribar templos, porque consideraba que la iglesia ortodoxa obstruía el desarrollo del pueblo ruso.


Lo de Malavé es indefendible, pero hasta cierto punto es entendible. Ni sus propios camaradas lo respaldaron después del lamentable exabrupto, saben que cometió un error monumental que seguramente traerá consecuencias políticas. Se equivocó por donde se le quiera ver. Se equivocó en el qué, en el cómo y en el dónde.


Pero se entiende porque, después de tantos y tantos años de contener un carga ideológica muy pesada y caduca, al fin pudo liberarse y gritar a los cuatro vientos las enseñanzas de Marx bajo el amparo eso sí, de una “charola” de diputado y de una guayabera guinda.


Dudo mucho que antes, sin estos dos salvoconductos, hubiera protagonizado un ridículo de tal magnitud y con tanta seguridad. Dudo mucho que antes, hubiera mantenido tan firme su izquierdoso dedo índice.
No nos sorprenden las formas porque ya nos tienen acostumbrados. Pareciera que los morenistas tienen una verdadera vocación por la humillación pública. Pero lejos de lo grotesco del incidente, vale la pena preguntarnos qué pasa con la oposición.


Ya pasaron seis días, y lejos de esperar una disculpa pública de Malavé, la cual nunca llegará, seguimos esperando un posicionamiento firme por parte del PRI, PAN y Movimiento Ciudadano.


¿Qué esperan? Les pusieron todo en bandeja de plata. Ya hasta los propios dirigentes de asociaciones religiosas (no sólo católicas) declararon que “se cobrarán la factura en las próximas elecciones”.


La intolerancia religiosa del diputado del régimen debería traer repercusiones electorales. Cualquier dirigente partidista un poco más abusado, ya hubiera convocado a una marcha en protesta por la mala fe de Malavé. Una concentración masiva de miles de campechanos de todas las agrupaciones religiosas, por la noche y con veladoras, en las afueras del Congreso. ¡Nota nacional!


“Ellos solitos se pusieron la soga al cuello”, meterse con la Iglesia Católica fue el peor error de Morena, y en su momento, pagarán la factura de sus malas decisiones, como abiertamente señaló el presidente de Consejo Ministerial de Campeche.


¿No se han dado cuenta todavía que sólo así se puede con Morena? ¿No se han dado cuenta que Morena no respeta la ley, y que sólo reaccionan ante la presión pública en medios y en redes sociales?


Por mi parte, como ciudadano me siento indignado, como católico me siento ofendido, y como priísta, decepcionado.


@ECR1978

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