VÍCTOR COLLÍ EK
REVOLUCIONES Y SU INFLUENCIA
Julio el séptimo mes del año en el calendario gregoriano, recibe su nombre en honor a Julio César, dictador y pontífice máximo de la caída de Roma como República y su muda a un Imperio. Es interesante cómo es que un mes que recibe su nombre de un transformador político, el día de hoy anida la celebración de dos eventos a su vez, consolidadores de la sociedad y las formas de organización política de la actualidad.
En él se celebran los dos grandes movimientos revolucionarios que darán nueva cara al mundo actual. En primer lugar, el 4 de julio con la Independencia norteamericana; en segundo lugar, el 14, con la Revolución Francesa.
Estos dos importantes sucesos históricos gestaron muchos cambios, la emergencia de la democracia, los derechos humanos, el Estado de Derecho, las cartas constitucionales, entre muchas instituciones. Ahora bien, en términos sistemáticos van a dar aparición a las formas de Estado y de Gobierno como las conocemos en la actualidad.
En primer lugar, en cuanto a las formas de Estado se refiere; esto es, a la manera en que una Constitución instituye y configura la jefatura del Estado.Antes de dichos eventos la forma preferida era la monarquía, en ella la jefatura del Estado se deposita en una persona de manera hereditaria y vitalicia.
Hay monarquías absolutistas donde no hay sujeción a la ley, y hay monarquías constitucionales o parlamentarias, ya que existe un marco constitucional para su actuación. Ejemplo de la primera es Catar, y de la segunda el Reino Unido.
Posteriormente a dichos sucesos se consolidaron las repúblicas. En ellas la jefatura del Estado se deposita en una persona, electa popularmente, por tiempo limitado y predeterminado. Sello básico de toda República es su basamento en valores liberales tales como: igualdad ante la ley, Gobierno responsable, soberanía popular, separación de poderes, derechos humanos y deliberación para tomar decisiones políticas.
Pero tales importantes sucesos igualmente dieron cambios en las formas de Gobierno, o a cómo se distribuye el poder entre los diversos órganos políticos. Si bien existía ya la forma parlamentaria —un siglo antes en Inglaterra, en donde el Gobierno surge a partir de una mayoría en el órgano representativo, o sea una legislatura, parlamento o cortes legislativas—, las revoluciones nos darán otras formas de organizar el Gobierno.
Por un lado la forma presidencial. En ella la designación del jefe de Gobierno, que igualmente funge como jefe de Estado, no depende del Parlamento. El titular del Ejecutivo y los integrantes del Poder Legislativo se eligen por vías separadas y por períodos predefinidos. En esta forma existe claramente una separación de poderes, aunque puede haber mecanismos de colaboración, como el procedimiento legislativo. El modelo presidencial surgió en los Estados Unidos de América en 1787.
Francia nos va a enseñar una forma propia de Gobierno, el sistema denominado semipresidencial, donde hay una separación del jefe de Estado y del jefe de Gobierno.
El jefe de Estado es electo por el electorado, ya sea de manera directa o indirecta, y se mantiene en su cargo un período fijo. Por su parte, el jefe de Gobierno o primer ministro es designado y se mantiene en el cargo con el respaldo del Parlamento.
En el sistema semipresidencial el jefe de Estado no es una figura simbólica —como sucede en las monarquías—, porque tiene facultades constitucionales específicas, como es la dirección de la política exterior y en materia de defensa. El resto de materias son facultad del jefe de Gobierno.
Sin embargo, si el Presidente y el primer ministro son del mismo partido, se puede dar una transformación de hecho, porque el semipresidencialismo puede operar como una forma presidencial, ya que el liderazgo del Presidente se extendería al Gobierno.
El modelo original del sistema semipresidencial surgió en Francia con la Constitución de la Quinta República en 1958, aunque se ha extendido por ejemplo a Austria o Croacia.
Definitivamente Quintilis, que era el nombre que originalmente recibía el mes de julio en el antiguo calendario romano, ha sido fundamental, pues la sociedad actual, nuestro país no sería el mismo.
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