Este 2024 ha sido su peor año en cuanto a respaldo ciudadano. Empezó enero con 50.7 por ciento de apoyo, en la posición 26, y ya se encuentra en el antepenúltimo sitio…
Junto con la guerrerense Evelyn Salgado Pineda, la campechana Layda Elena Sansores San Román se mantiene en los últimos lugares en la aprobación ciudadana respecto de las gobernadoras, según la más reciente encuesta realizada en julio pasado por la consultora Mitofsky.
La mitómana mandataria campechana está en el lugar 29, con el 49.5 por ciento de aprobación ciudadana y el rechazo, repudio o reprobación del 50.7%. En el sitio 30 está Evelyn Salgado (46.6%), en el 31, el zacatecano David Monreal (43.4%) y ocupa la más baja posición, la número 32, el morelense Samuel Sotelo Salgado con el 27.7%. Todos morenistas, por cierto.
No sorprende la ubicación de la senecta mandataria campechana. De hecho este 2024 ha sido su peor año en cuanto a respaldo ciudadano. Empezó enero con 50.7 por ciento de apoyo, en la posición 26, y ya se encuentra en el antepenúltimo sitio.
Tratándose de la primera encuesta que realiza esta consultora después de las elecciones del pasado 2 de junio, sí sorprende que el nivel de aprobación de la veleidosa Sansores San Román no haya mejorado, pues los resultados de los comicios fueron favorables a su partido, retuvo el Congreso del Estado, que fue su prioridad, aunque perdió otra vez la capital.
¿Por qué no coinciden las cifras electorales con las encuestas de aprobación ciudadana? De botepronto podríamos responder porque se trata de dos ejercicios muy diferentes, pero si malpensamos diríamos que fue porque la compra de votos y el fraude caracterizaron la jornada comicial del pasado 2 de junio.
Las encuestas de agosto seguramente mandarán a la campechana al fondo de la tabla porque el pueblo se siente defraudado por una gobernadora que prefiere ir a festejar su cumpleaños al extranjero en lugar de rendir un informe claro y conciso sobre el estado que guarda la administración pública, y porque a la mitad de su gestión no se palpan resultados concretos. Se la han pasado presumiendo anuncios utópicos que ya no engañan a nadie.
Lo peor del caso es que la insensible gobernadora no tiene entre sus planes hacer algo para mejorar su Gobierno. Por el contrario, luego de su periplo vacacional por Europa, acompañada por una docena de sus familiares, y con gastos pasados por el erario estatal, regresó con ánimo belicoso contra sus adversarios políticos, y con más ganas de peklear, bailar y cantar, que de Gobernar con resultados.
Malos tiempos vive nuestro Estado.
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