Tribuna Campeche

Diario Independiente

Monumentos…

Que aprovechen su tiempo para hacerle monumentos a su plebe. Tal vez el siguiente sea el Tarado sin Cerebro a quien le podrían colocar su busto o estatua en la entrada del Cereso de Kobén…

“¿Cómo ven que a su regreso del costosísimo paseo vacacional familiar por el viejo continente, la Tía Rata inauguró un monumento a su mamá?”, preguntó doña Chela a sus amigos de la tertulia vespertina.

Don Memín, quien se apuraba pasando el trapo sobre los zapatos oscuros de un cliente, fue el primero en lanzar su veneno. “Ya tiene qué presumir en su Cuarto Informe, porque eso de estar anunciando cosas que nadie sabe si se van a realizar, ya está cansando al pueblo, que quiere obras concretas, resultados palpables”.

—“Es un justo reconocimiento a una gran dama —terció el viejo Julián—. Fuera de resquemores o resentimientos, la esposa del Sátrapa Negro hizo un gran trabajo y la gente la quiso mucho, tal vez más que al propio gobernador, y sin duda que ninguna de sus hijas le llega a los talones”.

—“Tal vez sea de las pocas personas ligadas a la Ruca Gacha que se merece un monumento —opinó a su vez el poeta Casimiro— pero qué poca maceta hacerle solamente un busto. Si de ese tamaño es el afecto y el cariño de la Ratita y la Ratota, entonces es posible entender porqué no la emulan en sus acciones y en su empatía con el pueblo”.

—“Lo único cierto —añadió doña Chela— es que los patriarcas de la familia feliz ya tienen sus respectivos monumentos. El papá en la Bahía de la Buena Pelea, en medio de una avenida que todo el tiempo se encuentra en condiciones desastrosas, y la señora en el Centro de Rehabilitación Especial, en el ‘nuevo’ edificio que construyó el Purux, pero que la Tía Rata repintó para simular que trabaja y para inflar los gastos”

—“Es difícil que algún Gobierno futuro vaya a hacer más monumentos a esa familia, sobre todo con el pésimo desempeño que está teniendo la señora de cabello guinda, así que está bien que aprovechen su tiempo para hacerle monumentos a su plebe. Tal vez el siguiente sea el Tarado sin Cerebro, a quien le podrían colocar su busto o estatua en la entrada del Cereso de Kobén, que será su destino seguro”, expresó con crudeza el rechoncho aseador de calzado.

El poeta Casimiro se carcajeó estruendosamente tras el comentario burlesco de don Memín y una vez calmado le recitó a su audiencia el siguiente versito:

Que perdonen mi expresión.

pero ahora les comento:

el siguiente monumento

va ser a la corrupción…

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