Pese a que los vecinos pidieron de manera insistente no dañar el medio ambiente y realizaron la campaña “Sálvenme del tren”, los trabajos del Tren Ligero pusieron fin a la existencia de árboles de guano, maculís y almendras en el tramo del cruce con la avenida Gobernadores.
Hoy ya no hay sombra ni fresco para las viviendas de la zona, pues la Sedena y Morta Engil sólo dejaron troncos deshojados del otro lado de la avenida, donde se prevé también talarán por razones de “modernidad”.
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