Mortandad masiva de abejas es por uso de plaguicidas, denuncian
Programa emergente para recuperación de colmenas y reformas para proteger a la apicultura, demandaron productores cheneros al desmentir a los titulares de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (SDA), Ramón Gabriel Ochoa Peña, y de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Manuel Villalobos Arámbula, quienes en su afán de minimizar la muerte masiva de abejas en Hopelchén, los responsabilizaron de establecer apiarios cerca de zonas de producción agrícola donde usan sin control plaguicidas altamente tóxicos.
En el ciclo de conferencias “Autosuficiencia Alimentaria e Innovación Tecnológica con Prácticas Sustentables”, organizado por la Sader en el marco del Día Mundial de las Abejas, y realizado en la Ciudad de México, el apicultor Benjamín Yeh Acosta, dedicado a esta actividad desde hace más de 15 años, expuso la muerte masiva de abejas registrada en marzo en los ejidos de Suc Tuc y Crucero de Oxá, como una catástrofe social, económica y ambiental.
Relató que el 22 de marzo llegó a su apiario en el ejido Suc Tuc, y encontró a sus abejas muertas, algunas retorciéndose en el suelo. Perdió 108 colonias, sólo le quedaron 12, en una situación que no es común cuando inicia la temporada de cosecha, particularmente en primavera, cuando las colmenas están fuertes. En 2016 se registró una situación similar por el uso sin control de plaguicidas.
Y lamentó que Villalobos Arámbula, de la Sader, así como el propio titular de la SDA, Ochoa Peña, justificaran que hayan sido las abejas que viajaron hasta las zonas de producción, donde se habían aplicado agroquímicos.
“Las abejas no viajan hasta 12 kilómetros donde están los sistemas de riego, como declaró Ochoa Peña, porque hay suficiente néctar. Los plaguicidas llegaron hasta los apiarios por la aplicación vía aérea en los cultivos de los grandes campos de producción. Para Víctor Villalobos no tiene tanta importancia, pero para los apicultores que lo perdieron todo es difícil la situación”.
De las declaraciones de Ochoa Peña que responsabilizó a los productores de establecer sus apiarios cerca de lugares donde siembran grandes extensiones, el apicultor refirió que “es una gran mentira, los apiarios ya estaban ahí desde mucho antes de que desmontaran para aprovechar
las tierras para agricultura. La apicultura es una actividad que ha pasado de una generación a otra. Desde hace muchos años, la región de Hopelchén se dedica a la apicultura, es la región más importante”.
Yeh Acosta expuso que con la muerte de miles de abejas se perdió el patrimonio de 80 familias. “Nos quedamos sin nada, sin abejas, sin cosecha, sin ningún recurso para poder sustentar a nuestras familias. La principal causa de las afectaciones es el uso de agroquí- micos sin ningún control, pero nadie dice nada”.
También urgió a implementar un programa emergente y de recuperación de colmenas, ya que las familias de Suc Tuc y Crucero de Oxá, que perdieron su patrimonio, dependían totalmente de esta actividad y se quedaron sin nada, ni cómo empezar de nuevo.
Aunado a que los ingresos que generaban con la producción y comercialización de miel los destinaban para trabajar el campo, adquirir insumos, rastreo, mecanización y siembra de maíz, pero al no tener cosecha por la muerte masiva de las abejas, se quedaron sin recursos para invertir.
“Esto afectó nuestra forma de vida, se perdieron todos los ingresos, el sostén de las familias. ¿Cómo recuperarnos si no hay un programa para este fin?”, cuestionó el apicultor.
Denunció que los plaguicidas son altamente tóxicos para las abejas, pero se usan para beneficio de unas cuantas personas, quienes todos los días aplican estos productos sin ningún control, y advirtió que llegará el momento en que el daño sea irreversible para el medio ambiente; en esta ocasión fueron las abejas, luego impactarán a otros.
En los resultados de los estudios realizados a las abejas por dos instituciones, una de ellas el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), encontraron residuos de plaguicidas altamente tóxicos, y también en las muestras de agua recogidas de los pozos de la comunidad de Suc Tuc, lo que representa un riesgo para la salud de los habitantes.
“Es tiempo de realizar reformas para proteger a la apicultura, que es vital para el equilibrio ecológico y forma de vida”, planteó y acusó que las acciones que han emprendido los gobiernos Federal y Estatal no les ayudan, por el contrario, los obligan a abandonar sus comunidades, sus lugares de origen y a sus familias.
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