Tribuna Campeche

Diario Independiente

¡Aquí y Ahora! | Beto Buenfil, l’Engineur

Manuel R. Gantús Castro

Para Esperancita, Isabella, Shalom e hijas.
Con cariño.

Tuvimos discrepancias, muchas.
Tuvimos coincidencias algunas, pero siempre prevaleció una amistad y cariño, con el respeto mutuo.
Unos años mayor que yo, no lo conocía personalmente, sólo de oídas referente a sus estudios en la UNAM.
Básicamente hasta que regresó a Campeche en 1970, un poco después pero antes del sexenio de don Eugenio Echeverría, comenzamos a tratarnos, porque Calín Cárdenas lo invitó a la mesa en Baluartes donde nos reuníamos por la mañana, aquellos cuates que iniciamos una amistad, que con los sobrevivientes, ha durado hasta la actualidad.
Y no era que no nos conociéramos, estrictamente hablando, porque en nuestro Campeche de aquellos años de nuestra preparación académica, poco o mucho, la mayoría sabíamos de los otros, especialmente de los conocidos por nuestras familias, algunos familiares y demás.
Y así conocí a Beto, el Inge, que en esa mesa, debido a su nada sencillo carácter, empezamos a disentir y pocas veces, coincidir…
Y llegó de pronto su Presidencia Municipal y “hete que te te” (Manolo Lanz dixit), que el Inge Buenfil, a pesar de su volátil carácter desarrolla un buen Gobierno y es el primero en preocuparse y ocuparse del rescate de esas colonias de los cerros, que habían soportado ese discursillo de que no era factible rescatarlas dadas las circunstancias de su sitio, y que hacía imposible llevarles servicios e infraestructura para mejorar su medio ambiente, y lo que esto signifique para su desarrollo social.
Y Beto se atrevió e inició esa transformación en algunas de esas colonias y que marcaron el antes y después de las administraciones municipales por venir… Nada fácil.
Pasaron los meses, se fue a Francia durante seis meses para estudios políticos, y regresó. Nuestro grupo de la mesa le organizamos una bienvenida en su casa donde nuestro inolvidable cuate, Jorge Bravo, dictó un mensaje ¡en idioma francés…!
Y pasaron los años y con ellos los sueños de ser gobernador…
Un día que platicábamos, solos los dos, le dije que para qué insistía en ese intento si el legado dejado en el Municipio, lo calificaba como el mejor…
Me dijo: Amigo, la prueba del poder se vuelve adictiva.
Y continuó su lucha, culminando con la bellísima prolongación del malecón, iniciado originalmente por Antonio González Curi, y continuado por Jorge Carlos Hurtado, continuando con el Parque de Convivencia y muchas otras.
Siempre le gustaban mis series de escritos las “Fábulas de Estopa”, y me las pedía frecuentemente, lo cual no ocurrió, quizá por una añeja costumbre mía que se manifestaba por no escribir “a solicitud”… ¿Complejo personal? ¡Chi lo sa’!
Supe que estaba enfermo y también su solicitud de privacidad, lo cual respeté, aunque no fuera mi deseo al respecto. En esos días le mandé por WhatsApp, medio por el que nos comunicamos, estos pensamientos:
Para los cuates
Brindo por las diferencias y por las coincidencias.
Brindo por nuestros errores y por los aciertos.
Brindo por la necedad y la cordura.
Brindo por la sabiduría de reconocer que una explicación no es necesaria para los amigos.
Brindo por el ayer y doy las gracias por el presente… del mañana, la vida nos lo determinará sin posible apelación a su sentencia…
¡Salud!
Y ahora, querido Inge, l’Engineur, sólo me queda regalarte este escrito y una futura Fábulas de Estopa…
Con mi amistad añeja, con discordancias y concordancias y aquellas conversaciones de nuestra familia.
Nos vemos.
¡Vale!

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