José Carreño Carlón
Régimen de cárteles y de militares. ¡Qué fin de año! A 161 días de las elecciones que definirán el futuro de la vida, la seguridad y las libertades en la República, 2023 cierra con un paisaje aterrador. Es la imagen fiel de la gestión lopezobradorista. Allí están las masacres cotidianas con víctimas ‘culpables’ de su destino y victimarios merecedores de los abrazos presidenciales. Y está el resurgimiento de las guerras entre comunidades y bandas criminales, en tierras sin ley, con fuerzas castrenses obligadas a enfundar las armas, pero convertidas en fuerzas de ocupación de los puestos del gobierno civil.
Allí están también los datos crecientes de control del territorio de la Nación y de la atracadora, aterradora suplantación de funciones públicas y privadas por las organizaciones del crimen, al tiempo que soldados y marinos manejan trenes y aeropuertos, aduanas, bancos, medicamentos y obras públicas, entre otras actividades de la administración civil. El Gobierno de hoy, y el de mañana, a la cabeza de un régimen dominado por cárteles criminales y militares.
Desmantelamiento. En 22 semanas vence el plazo para la prueba de las urnas del 2024. La que ahora corre se consume en la guerra de desgaste que siguió a la guerra frontal contra la independencia del INE. Sus problemas han sido sembrados por la imposición, a través de los operadores del oficialismo en el Congreso, de cinco de los 11 integrantes de su Consejo General, incluyendo su presidenta.
Y las diferencias se han endurecido por la presión ejercida sobre ella para que coloque en los puestos clave a incondicionales del régimen. Se han resistido los consejeros independientes, lo que a su vez mantiene sin titulares a órganos clave del Instituto. Pero con el expediente de colocar encargados de dudosa legalidad, como el que se hace cargo de la Secretaría General Ejecutiva, se ha burlado la norma y con ello se han acrecentado las tensiones.
Por lo pronto, la invasión logró el martes la renuncia del responsable del PREP, el Programa de Resultados Preliminares, con miras a ubicar allí a alguien de las confianzas de Palacio que pronuncie el primero, en los hechos, irrebatible, veredicto del ganador, la noche de la jornada electoral.
Es la avanzada del plan del Presidente de extinguir el órgano electoral autónomo y reconcentrar la conducción de las elecciones en el Ejecutivo. Y ya antes hablamos de la estatura de quienes tomaron el Tribunal Electoral, inverosímiles protectores de las libertades y los derechos políticos de los mexicanos.
El ideal tiránico del silencio. Un “mundo ideal”, tartajeó Adán Augusto López, entonces secretario de Gobernación, para describir, ante los senadores de su partido y en nombre del Presidente, las ventajas de que ese cuerpo legislativo no aprobara las designaciones para llenar las vacantes de comisionados del INAI. Había que mantener paralizado a ese órgano garante y congelado así el derecho de acceso a la información: el derecho de la gente a saber. El Presidente anuncia ahora una iniciativa para extinguir ese órgano, que en 20 años de existencia ha transparentado algunas de las zonas más oscuras de este y de anteriores gobiernos. Y, entre otros órganos autónomos a abatir, agrega ahora el Presidente al Instituto Federal de las Telecomunicaciones, vieja demanda de los poderes monopólicos en este campo, aliados de AMLO y beneficiarios de los más grandes contratos de obras y servicios con el actual régimen.
Pero Javier Tejado agregaba el martes aquí otro efecto temible de esa supresión: el regreso al Ejecutivo del poder de otorgar y revocar concesiones de radio, tele y otras vías de comunicación pública, una palanca para silenciar derechos informativos y libertades de expresión. El mundo ideal del autócrata conduce a hacer más miserable el mundo ciudadano.
@josecarreno
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