La desesperación de la senecta de Palacio por recuperar una parte de la popularidad, que aunque poquita, alguna vez tuvo entre los campechanos, la está llevando a malgastar el presupuesto público estatal.
Eroga sin ton ni son los recursos que le aprobaron los diputados para reducir la pobreza, y regala el dinero con fines electoreros para comprarse la simpatía popular.
Por ejemplo, el proyecto de distribuir mil 27 refrigeradores a familias de escasos recursos económicos, ¿en qué ayuda a reducir la pobreza?
Hay que recordar que las cifras del Consejo Nacional para la Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social (Coneval) refieren que en Campeche hay por lo menos 429 mil campechanos en situación de pobreza, de los cuales 37 mil 500 se incorporaron a esa triste realidad durante los gobiernos de la 4T en Campeche y el resto del país.
Esa misma institución reveló que en Campeche hay 91 mil 700 campechanos en pobreza extrema, y que de ese total, 35 mil 600 asumieron esa condición durante los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Layda Elena Sansores San Román.
Y tal vez la gobernadora y sus sesudos asesores no sepan que uno de los parámetros para la medición de la pobreza es la carencia de servicios básicos, como por ejemplo la energía eléctrica. De qué le sirve a las familias en condiciones de pobreza extrema tener un refrigerador, si no lo pueden utilizar porque no tienen energía eléctrica en sus humildes casas.
Aún más, suponiendo sin conceder que esos mil 27 refrigeradores van a ser entregados en domicilios con contratos ante la CFE, podemos preguntar ¿cuántas de esas familias viven al día y no tienen para hacer la despensa semanal con carnes, jamones, leches, etcétera, para conservarlas en los refrigeradores?
Estamos seguros que la entrega de esos refrigerados se hace sin estudios socioeconómicos, para que cumplan con su función de ayudar verdaderamente a las familias. Aquí se trata de hacer negocios con los proveedores para facturar cada equipo a precios estratosféricos y quedarse con una gran “mochada” de ese programa social.
Lo otro es usar este programa como parte del clientelismo electoral. A los vecinos de los primeros mil 27 beneficiados les van a exigir hasta la afiliación a Morena, con tal de que reciban el beneficio de tener un refrigerador —sobrevaluado y todo— que si bien no servirá para la conservación de las despensas biodegradables, sí por lo menos tendrán más espacio para poner a enfriar las caguamas.
Y ya entonados con las ‘frías’ emprenderla a golpes contra sus mujeres, que como ya sabemos, a eso atribuyen Marcela y la gobernadora el incremento de la violencia familiar. A que hay más campechanos borrachos.
Pero insistimos: nada de eso coadyuva a la reducción de la pobreza. Pero tal vez ayude a recuperar simpatías populares y reclutar más votos cautivos.
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