Tribuna Campeche

Diario Independiente

De política… y cosas peores | Xóchitl, por el bien de México

Catón

Libidio, galán concupiscente, y Dulciflor, joven de buenas familias, fueron al Motel Kamawa, y en el cuarto número 210 llevaron a cabo la consabida acción. Al terminar el acto ella se echó a llorar, desolada. “No supe lo que hice” —declaró entre lágrimas. “Qué raro —se extrañó Libidio—. Lo hiciste bastante bien”… Doña Panoplia de Altopedo, dama de sociedad, era dueña de un hermoso perro collie escocés. A esa raza pertenecía Lassie, la perra de las películas. No era perra, dicho sea entre paréntesis, sino perro, de modo que los camarógrafos debían hacer milagros para evitar que vieran en la pantalla los visibles atributos de macho del inteligente can. Al de doña Panoplia el pelo de la cabeza le caía sobre los ojos y le estorbaba la visión. Se lo cortaba su dueña, pero el pelo le volvía a crecer bien pronto al perro, y otra vez batallaba para ver. Así, la empingorotada señora fue a una farmacia y le pidió al encargado un depilatorio. “Tengo éste —le mostró uno el de la farmacia—, pero es demasiado fuerte”. Aclaró doña Panoplia: “Es para usarlo en mi collie”. Le indicó, preocupado, el farmacéutico: “Ahí le va a arder más”… El conocido vendedor de autos le comentó a su amiga: “Si no vendo antes del fin de mes algunos coches perderé mi reputación”. Replicó la amiga: “Y si antes del fin de mes no vendo yo mi reputación perderé mi coche”… Muy puesto en razón estuvo Santiago Creel al bajarse de un tren que no lo iba a llevar a ningún lado. Su acertada decisión fortalece la posibilidad de que Xóchitl Gálvez obtenga la candidatura presidencial del Frente Amplio por México. En ese tren sigue aún Beatriz Paredes, quien sería una magnífica Presidenta, pero que carece del atractivo popular y del carisma y talante que se necesitan para dar la batalla frente a la corcholata de AMLO… El día 29 de este mes se celebra la fiesta de Santa Beatriz de Nazaret. Nacida en Brabante, como Genoveva, a los 16 años hizo votos perpetuos de pobreza, obediencia y castidad. Escribió una obra mística en la cual enumera siete peldaños que debe subir al alma para llegar a Dios. Con el mayor respeto para esa santa de precioso nombre —así se llamaba la inolvidable hermana menor de mi mamá— yo pienso que para llegar a Dios se necesita subir sólo un peldaño: el del amor. Pero me estoy desviando de mi propósito, que es el de decir que seguramente López Obrador le pediría a esa santa el milagro de que Beatriz Paredes sea elegida candidata de la oposición, pues sería más fácil de vencer que Xóchitl Gálvez, ante quien el autócrata de la 4T siente no miedo, sino pánico, según muestran los continuos ataques de que la hace objeto junto con sus plumíferos a sueldo. Reitero mi admiración y aprecio por Beatriz Paredes, pero reafirmo también mi convicción en el sentido de que por el bien de México y de los mexicanos Xóchitl Gálvez debe ser la elegida por el FAM para librar la batalla contra la corcholata designada por AMLO con el fin de a través de ella —de ella— seguir en el poder… El galán conducía un automovilito de esos tan pequeños que casi parecen dije de llavero. A bordo del diminuto vehículo fue con su novia al Ensalivadero, soledoso paraje propicio a las expansiones nocturnas de las parejas en trance de pasión. Bajó ella del coche y tendió sobre el césped una manta que para el efecto había llevado. Seguidamente ella se acostó sobre la dicha manta, dispuesta al amoroso encuentro. Cómo él tardaba en llegar le advirtió: “Si no bajas pronto del coche se me van a pasar las ganas”. Respondió él: “Y si a mí no se me pasan pronto las ganas no podré bajar del coche”. (No le entendí). FIN.

Mirador

Armando Fuentes Aguirre

—Que venga Bianchon. Él me curará.
Esas palabras dijo Balzac en su lecho de muerte. El doctor Bianchon era un personaje creado por él y que aparece en algunas de sus obras.
La fantasía es con frecuencia más poderosa que la realidad. Yo creo firmemente en la existencia de don Quijote y Sancho, pero a veces dudo de que Cervantes haya vivido verdaderamente. Hamlet y Ofelia, Romeo y Julieta, Otelo y Desdémona tienen vida eterna, pero no se sabe con certeza si hubo en verdad alguien que se llamaba Shakespeare.
Hace unos días tomé el café con un amigo. Al principio la conversación fue sobre política. De pronto él interrumpió la charla.
—Pero volvamos a la realidad —me dijo—. Háblame de la novela que estás leyendo ahora.
El defecto de la realidad consiste en que es demasiado real.
El mérito de la fantasía consiste en que es más real aún.
¡Hasta mañana!…

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