La elección de comisarios municipales en los 13 municipios del Estado permitió vislumbrar cuáles de los partidos políticos han mantenido su presencia y cuáles han retrocedido…
El domingo pasado se llevaron a cabo elecciones en 88 comisarias municipales del Estado de Campeche, en un proceso aparentemente democrático y ciudadano, pero en donde una vez más, la fuerza del Estado se impuso para que salgan electas autoridades afines a las siglas partidistas que nos malgobiernan.
Las cifras que proporcionó la propia gobernadora Layda Sansores en su programa de los martes, refieren que sus operativos para imponer a sus simpatizantes les salieron a pedir de boca. De las 88 comisarías en disputa, en 66 —el 75 por ciento— ganaron los candidatos apoyados por Morena.
Si bien es cierto que estas elecciones municipales son 100 por ciento ciudadanas, pues no se permite la participación de los partidos políticos, en los hechos sí intervienen, pues son los ayuntamientos los que se encargan de la organización y calificación de todo el proceso, y a final de cuentas los alcaldes siempre priorizan a que sean los militantes de su partido los que se queden con el cargo.
Sorprende lo ocurrido en el Municipio de Campeche, donde las ocho agencias municipales se repartieron de manera equitativa. Cuatro para los simpatizantes de Movimiento y cuatro para los de Morena. Y sorprende, porque en la pasada elección, la ola naranja arrasó con casi el 100 por ciento de las posiciones en disputa.
Solo perdieron en el séptimo distrito, que se comparte con el Municipio de Tenabo, pero ya vimos que ese proceso estuvo viciado. Lo que Moci ganó en las urnas, lo perdió en la mesa, por la corrupción de los magistrados electorales.
Sirve este proceso también para evaluar el crecimiento, retroceso o recuperación de espacios por parte de los partidos políticos. Y una de las más importantes conclusiones es que al menos el 75 por ciento de las comunidades rurales se encuentran bajo el control de Morena. Partido que también gobierna en 20 de las 22 juntas municipales.
En este contexto, es posible sacar como una segunda conclusión: que los partidos ya tienen claro en qué zonas son fuertes y en cuáles son débiles. Por parte del Gobierno, para reforzar sus programas asistenciales y aumentar su clientelismo electoral, y por parte de los otros partidos, pero en especial Moci, que es el que tiene más presencia, ya que el PRI y el PAN están prácticamente desaparecidos, para que rediseñen sus estrategias que les permitan avanzar en la obtención de más adeptos, pues se avecina en el 2027 la madre de todas las batallas.
Claro, el enemigo a vencer no es la preferencia del ciudadano hacia las siglas oficiales, sino el operativo de Estado para que Morena mantenga bajo su control las áreas rurales. Todo un reto para la oposición, pero también para el Gobierno, pues estos resultados que hoy presumen se pueden revertir si persisten la falta de resultados, y el grave incremento de la inseguridad.
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