Eduviges de la Cruz Breck
La isla de la fantasía
A falta de resultados, ante el alud de incongruencias en que ha incurrido su Gobierno y los funcionarios de su gabinete, frente a las pruebas del nepotismo, influyentismo y conflicto de intereses entre los integrantes de la llamada “4T campechana”, nos amanecimos este viernes con la noticia de que la administración de Layda Elena Sansores San Román analiza la construcción de una isla artificial frente a nuestras costas.
Si se dice que el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones, los campechanos bien podemos decir que la ruta hacia nuestro rezago económico, nuestro subdesarrollo, nuestros múltiples retrasos en todos los ámbitos, desde la economía hasta lo social, lo educativo, lo industrial, comercial, etcétera, ha estado repleto de excelentes proyectos. Si por lo menos dos o tres de las geniales ideas de nuestros exgobernantes se hubieran concretado, otro gallo nos cantaría.
Pero no. La propia gobernadora sabe que el proyecto de la isla holandesa frente a nuestras costas, no es más que una bola de humo para distraer a los campechanos en fantasías irrealizables.
Porque ¿quién va poner los 360 millones de euros, o los más de ocho mil 355 millones de pesos que requerirá la inversión? Ese monto, si la calculadora de mi teléfono celular no se equivoca, equivale a casi la mitad del Presupuesto Estatal que se ejerce cada año, y la verdad es que no parece que se vaya a destinar todo ese dineral para satisfacer una quimera que no sabemos si va dar resultados.
Como dice la gente en las combis, los taxis y los camiones urbanos: “Layda y los campechanos ya tenemos nuestro Tren Maya”, en alusión a las obras faraónicas del presidente López Obrador. Todo está en que la gobernadora se obsesione con el proyecto, para que por decreto sólo se hable de eso en esta tierra del pan de cazón y de la familia de Marcela Muñoz.
Es cierto que impulsar el turismo es una estrategia adecuada. Campeche tiene mucho qué ofrecer a los visitantes y tenemos casi de todo para ser un importante polo turístico, pero no parece que el turismo de cruceros vaya a ser la solución a este nudo gordiano en que por un lado se desmantela infraestructura ya existente, como el costoso equipo de luz y sonido de la zona arqueológica de Edzná, para colocarlo nadie sabe dónde, y por otro se proyectan islas fantasiosas que nadie ha dicho quién va pagar.
Porque los holandeses que vinieron a vendernos esas cuentas de vidrio no dijeron si van a poner un solo peso. Vinieron a buscar socios, y eso huele a que ellos ponen la idea y el Gobierno pone el dinero.
Hay otras prioridades para Campeche. Infraestructura para el campo y la pesca, por ejemplo. Poner orden en el Gobierno del Estado, aplicar la ley así sea contra Marcela y su nepotismo, mejorar la infraestructura existente, etcétera, en lugar de soñar con islas de la fantasía donde habrá unicornios, dinosaurios, elefantes rosas y duendes milagrosos para atraer, no a cruceros de cinco mil turistas, sino hasta a viajeros de otras galaxias y lo que nuestra imaginación genere.
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