Sergio Aguayo Quezada
Santiago Creel encarna la transición inconclusa porque no ha sabido deshacer los nudos de impunidad que dan rienda suelta a la criminalidad.
Me impresionó la claridad, elocuencia y compromiso del discurso con el cual Creel declinó a favor de Xóchitl Gálvez. Me recordó al Santiago de los años noventa que fue clave en la ciudadanización del Instituto Nacional Electoral. Cuando mencionó sus errores, inmediatamente pensé en su oposición a la Comisión de la Verdad.
Cuando Vicente Fox llegó a Los Pinos, intentó cumplir con su promesa de crear una comisión de la verdad sobre las grandes violaciones a los derechos humanos. Esa había sido la razón por la cual me pronuncié a favor del voto útil. Ya tenía evidencia de que los cárteles eran intocables por la protección de políticos de altísimo nivel. Y, si queríamos consolidar la transición, teníamos que desnudar esas complicidades.
Adolfo Aguilar Zínser (asesor de Seguridad Nacional) y Jorge Castañeda (secretario de Relaciones Exteriores) cabildearon a favor de la comisión, mientras que Santiago Creel y el procurador y general Rafael Macedo de la Concha se opusieron. Estos últimos se impusieron porque convencieron a Fox de que bastaba con las instituciones existentes para perseguir los crímenes del pasado. Esa capitulación fue uno de los grandes errores de Fox.
En diciembre de 2001 publiqué la evidencia de que Macedo de la Concha había trabajado para Fernando Gutiérrez Barrios, un personaje que encarnaba a la Dirección Federal de Seguridad, la protectora del Cártel de Guadalajara. Lo lógico es que Fox hubiera ordenado al Cisen (sucesor de la DFS) investigar al procurador encargado de investigar a la DFS. De haberlo hecho, hubieran encontrado que Macedo de la Concha había sido ¡agente de la DFS! (tenía la credencial 482).
Años después, Andrés Manuel López Obrador demostró su ánimo transformador con tres comisiones. Al tercer día como Presidente apareció la dedicada a Ayotzinapa, en febrero de 2019 fortaleció la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) de desaparecidos y en octubre de 2021 surgió la dependencia que esclarecería lo acontecido en la guerra sucia. Finalmente, había un presidente sin miedo a destapar las cloacas de la impunidad.
Cuando las tres comisiones empezaron a encontrar verdades incómodas, le salieron grietas al compromiso presidencial. El 25 de julio de este año, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) presentó su sexto y último informe. En 322 páginas de prosa implacable señalan a un gobierno sin “voluntad política” para “entregar toda la información” y lo ejemplificaron con la cerrazón del Ejército.
El 14 de agosto, salieron los cuatro comisionados encargados de averiguar lo acontecido durante la guerra sucia a lanzar un poderoso “yo acuso” en un informe de 59 páginas donde detallan las “dificultades para el acceso a la consulta irrestricta de documentación histórica” y las ejemplifican con el Centro Nacional de Inteligencia y el Archivo General de la Nación. Esos comisionados fueron quienes, por cierto, encontraron la evidencia de que Macedo de la Concha fue agente de la DFS.
Hay indicios de que la dependencia encargada de buscar desaparecidos desató el enojo presidencial. Fueron demasiado eficientes porque encontraron una cifra que nadie imaginaba. En 2019 eran aproximadamente 40 mil y ahora rondan los 111 mil (además de los 181 mil localizados). En este momento electoral, a López Obrador le irrita que una dependencia de su gobierno contradiga el relato optimista que difunde cada mañana. Ahora vendrá, pronostico, el descabezamiento para obtener cifras a la medida de sus fantasías.
Quienes aspiran a la Presidencia prometen acabar con el crimen organizado sin aclarar, todavía, cuál es su postura frente a la búsqueda de la verdad y sobre las tres dependencias arriba mencionadas. Los de Morena están impedidos por el relato triunfalista del Presidente. Los del Frente Amplio tampoco han abordado el asunto aun cuando Creel demostró su experiencia sobre seguridad. Seguramente Xóchitl Gálvez se beneficiará con sus conocimientos.
Sin embargo, la violencia tiene tal virulencia que quienes quieren gobernarnos deben comprometerse a develar la verdad incómoda. Sólo así podremos romper, sociedad y Gobierno, los nudos de impunidad pasados y presentes.
@sergioaguayo
Colaboró Jorge Araujo
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