La ciudadanía demostró una vez más, con sus donativos económicos para las familias de los policías que no han cobrando su sueldo, el repudio a la inhumana, insensible y corrupta gobernadora…
Don Julián tuvo que abordar dos autobuses desde el Centro Histórico para poder llegar hasta las oficinas de la Policía del Pueblo. El desastroso Gobierno de la Tía Rata no sólo tiene a las rutas del transporte hechas un caos, sino que las calles que se encontraban en muy buenas condiciones, fueron levantadas para echarles encima frijol colado, simulando que, en plena campaña electoral, “están trabajando por el pueblo”.
—“La verdad es que esas calles estaban en muy buen estado y con el chapopote que le echaron, ahora parecen tramos de terracería, por los grumos que quedaron a lo largo de la vía. De verdad que todo le sale mal a este Gobierno. Empeoraron algo que era funcional”, se quejó el veterano charlista, mientras descendía del autobús urbano que, gracias a Dios, pudo llegar a su destino luego de tantos topes que todo mundo coloca en cualquier parte.
Don Julián había hecho ese viaje para solidarizarse con los 65 jefes de familia a quienes una vez más la Ruca Gacha dejó sin el salario para el mantenimiento de sus hijos. Por su odio, irracionalidad, soberbia, autoritarismo y mezquindad, la malvada gobernadora se sigue desquitando con los niños, porque sus valientes papás se atrevieron a rebelarse contra la corrupta comandanta policiaca.
El viejo exempleado de la mansión blanca del Sátrapa Negro respondió al llamado de las mujeres valientes para aportar su donativo a fin de formar una bolsa, de la cual se pudiera obtener algún recurso para las familias castigadas por el inconmensurable rencor de la peor gobernadora que ha padecido esta tierra.
En las puertas de las oficinas de la Policía del Pueblo, un grupo de uniformados —hombres y mujeres— “boteaba” entre los automovilistas para recolectar fondos para ayudar a sus familias. Apoyados con altavoces, convocaban a la gente a que se sume a esta buena causa, y asombrosamente, la respuesta fue muy solidaria.
Hombres de todas las edades, mujeres, amas de casa, incluso estudiantes, caminaban hasta el grupo que recolectaba los fondos y aportaban gustosos su donativo. 100, 200, 50 pesos, lo que estuviera en su corazón y al alcance de sus bolsillos.
A ellos se sumó don Julián. Sin aspavientos, sin selfies, ni fotografías o videos para documentar su buen gesto, al igual que muchos ciudadanos, don Julián también demostró su buen corazón, y su respaldo a esta legítima lucha contra la injusticia y la corrupción. En una nueva demostración ciudadana del repudio a la insensible, inhumana y corrupta gobernadora que sigue lastimando a gente inocente por defender a una momia guanajuatense corrupta e ineficiente.
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