Tribuna Campeche

Diario Independiente

El show del terror de Alito


Juan Manuel Asai

El PRI, en su etapa de secta suicida, muestra sin rubor sus miserias. Hacen jugarretas que ellos juzgan jugadas maestras, pero son chambones. Un regidor del ayuntamiento de Cholula se apuntó para hacer como que competirá con la mancuerna Alito-Viggiano por la dirigencia del partido. Alito muestra eso como prueba irrefutable de la intensa vida democrática del partido, que quiere como líder vitalicio al más perdedor en la historia del partido creado hace casi cien años.

La verdad cuesta trabajo imaginar que el general Plutarco Elías Calles portara una playera con el apelativo de Plutarquito, o el general Cárdenas pidiendo que le digan Lazarito, pero bueno son otros tiempos y otro tipo de hombres. Alito ha salido mucho en los medios no solo por su pantomima de elección en el PRI, sino por sus ostentosas propiedades con vista al mar. Como es el líder, los integrantes de su secta le perdonan todo, mientras caminan por la orilla de un abismo entonando loas en honor del campechano.

El numerito de Alito tiene repercusiones en los otros partidos de oposición. En el PAN se fortalece la corriente que sostiene que aliarse con el PRI, con el PRI de Alito, fue un error histórico que no están dispuestos a cometer otra vez. En Movimiento Ciudadano se afianzan quienes dijeron desde el principio que más vale solos que mal acompañados, que muy mal acompañados.

Ante la paliza que Morena le propinó a la oposición en la pasada elección, los analistas coinciden en decir que el camino de la recuperación pasa por un acercamiento verdadero con la gente, con los ciudadanos y que la renovación de los mandos es, al final del día, una manifestación de motivos de lo que buscan para el futuro. Pues bien, el PRI de Alito ya se exhibió como una camarilla al que sus simpatizantes le tienen sin cuidado. No quieren conocer la opinión de la gente, nada de eso. Toman decisiones literalmente en lo oscurito y a otra cosa.

Claro que el desprestigio del PRI no arrancó con Alito, pero con él ha perdido hasta el decoro y el profesionalismo. La oposición llegará completamente desdibuada al cambio de gobierno. Desde la noche de la jornada electoral entregaron la plaza y el gobierno y su partido se han servido con la cuchara grande. ¿Qué esperaban que hiciera?

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