Obsesión difamadora

Una cosa es que exija toda la fuerza de la ley contra quienes ella considere corruptos, y otra es que sus acusaciones las acompañe con mentiras, falsedades, y abiertas difamaciones…

Lejos quedó la exigencia de la Tía Rata para respetar la “presunción de inocencia”, para con las personas que se encuentren en algún proceso judicial. Ella sólo lo exige para sus amigos e incondicionales, pero se los niega a los que se encuentran en su lista negra, como adversarios políticos, periodistas críticos o los expolicías que durante tres meses se mantuvieron en rebelión y protesta para exigir la destitución de la Momia Guanajuatense, recordó el poeta Casimiro.

—“Esa actitud, complementó don Memín, mientras tiritaba por la heladez que trajo el violento norte que entró de golpe al puerto, es muy común en la senecta mandataria. Es fiel practicante de ese viejo axioma atribuido a Benito Juárez que reza: “Para los amigos justicia y gracia, para los enemigos, la ley a secas”, ya que toda la benevolencia que ha exigido por ejemplo para el Pashita, se la ha negado a sus adversarios”.

—“Una cosa es que exija toda la fuerza de la ley contra quienes ella considere corruptos, intervino doña Chela, y otra es que sus acusaciones las acompañe con mentiras, falsedades y abiertas difamaciones. No olvidemos que ella convalidó una lamentable expresión de su sobrino El Tarado sin Cerebro, al calificar al Chino Naranja como un “asesino serial”.

—“Apenas este martes —complementó don Julián— se refirió despectivamente a un grupo de trabajadores municipales que fueron asegurados por beber ‘trago’ en la vía pública, y a uno de ellos, a quien acusó de ser expolicía, lo catalogó como “borracho y drogadicto”, además de que mostró públicamente su fotografía, con lo que incurrió en doble falta. Ojalá que ese muchacho se ponga las pilas y la denuncie y demande por violencia política, difamación, calumnias, daño moral, violación a la identidad personal y demás figuras jurídicas que correspondan. Si ella todo lo resuelve con denuncias y demandas, es hora de empezar a pagarle con la misma moneda”, recomendó.

—“Es el caso al que me quería referir, añadió el poeta Casimiro, porque lo hace con perversidad y rencor. El odio que le tiene al partido naranja, al Chino y a la preciosa Bibiana lo traslada también a los trabajadores del Municipio que sólo están desempeñando un empleo para llevar el sustento a sus hogares. Es injusta, arbitraria y difamadora, y por eso debe pagar las consecuencias”, apuntó.