Estamos teniendo una temporada de huracanes atípica, pues en menos de dos semanas, el Golfo de México parió dos ciclones tropicales, cosa nunca antes vista…
“¿Qué pecado habremos cometido los habitantes de estas pródigas tierras, que además de la tempestad política y social que hemos padecido durante los últimos tres años, ahora estamos literalmente en el ojo del huracán y nuestro otrora pacífico Golfo se ha convertido en un nido de ciclones peligrosos?”.
El poeta Casimiro, con un dejo de tristeza, lanzó la interrogante en cuestión, ante el anuncio de que “Behril”, el segundo ciclón de la temporada, está naciendo en las aguas tranquilas y cálidas del Golfo de México, esto, apenas unas horas después de que “Alberto” pasó con su caudal de torrenciales precipitaciones, que inundaron una buena parte del país.
Doña Chela, que es muy supersticiosa, aventuró su hipótesis al respecto, y sugirió que es el castigo por los pecados que todos estamos cometiendo, y también porque hemos lastimado hasta el cansancio a la madre naturaleza. “Sin descartar claro, que la Ruca Gacha, para satisfacer sus ambiciones personales y políticas, se entregó a las fuerzas oscuras sin importar que la penitencia la tengamos que pagar los pobres ciudadanos”.
—“Tú ya pareces yuca, terció don Memín. Allá afirman que esta intensa temporada de huracanes es por el enojo de Chaac, luego de que algún desorientado colocó la estatua de Poseidón en las playas de Progreso. Nuestro dios de las lluvias se puso furioso y desde entonces arrojó fuertes precipitaciones pluviales en toda la Península”.
Don Julián intervino para moderar el orden. “En efecto, estamos teniendo una temporada atípica, pues en menos de dos semanas, el Golfo de México parió dos ciclones tropicales, cosa nunca antes vista, pero eso puede atribuirse al cambio climático, al cual lamentablemente todos hemos contribuido de alguna manera”.
—“Lo cierto, añadió el poeta Casimiro, es que el castigo a estas tierras se ha dado en parejas. No olvidemos a Opal y Roxana, que causaron destrozos, y por si no fuera suficiente la desgracia que nos ha causado la dupla Tía Rata y su sobrino el Tarado sin Cerebro, ahora mismo estamos padeciendo los efectos de Alberto y Behril, que nos van a llenar de agua y de daños a cultivos, casas, calles, ciudades y poblados, así que no queda más que prepararnos para el desastre, evitando poner en riesgo nuestras vidas y las de nuestras familias. Por lo pronto, concluyó, les dejo un verso sobre esta terrible situación”.
Más que Roxana y Opal,
o que Chaac y Poseidón,
la Tía ha causado más mal
por su enorme corrupción.
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